“ Los grandes cambios siempre vienen acompañados de una fuerte sacudida. No es el
fin del mundo. Es el inicio de uno nuevo… ”
Mahatma Gandhi.
Moverme de lugar.
La vida son continuos cambios, termino de escribir esto y a mi mente viene infinidad de situaciones y momentos que van transformándose, por ejemplo al pasar de grado escolar, ir a otra escuela, cambio de trabajo, la vida misma es un movimiento constante, que la mayoría de las veces lleva a realizar modificaciones, a veces pasamos de largo las emociones y conflictos que nos trae, teniendo la mirada únicamente hacia el presente, con la idea de que todo será mejor, sin embargo hay una sacudida emocional que es necesario mirar y darle lugar.
Me centraré en lo que considero una persona vive (mi propia experiencia) y siente al tomar la decisión de viajar para situarse en otra ciudad. Al hacer una elección, es necesario un acto y esto implica que algo dejará de ser como era, lo cual significa renunciar para asumir una distinta postura, abrir nuevos panoramas, pensar que el destino de un sujeto no está escrito, dado que existen diversas posibilidades para elegir.
Poner en la maleta, en cajas de cartón cosas materiales, cosas que pueden significar algo para quien lo hace, empacar los recuerdos, las alegrías, las tristezas, los miedos, la familia, los amigos y todas aquellas vivencias que nos han enseñado a ser lo que somos y que se vayan en un camión de mudanza hacia algún lugar que nos espera es una tarea difícil y evasiva en algunos casos.
Cuando me avisaron que tendría que “empacar”, me resistí por dos semanas a hacerlo, con la idea de que me daría tiempo de hacerlo en una semana, ¡pero qué va!, es muy sencillo meter cosas… claro, lo complicado es que esas “cosas” evocan instantes, momentos, emociones y sensaciones. Sentimientos que a veces es difícil dejar que fluyan, mostrándose como resistencias, es decir poner de manera inconsciente obstáculos para no enfrentarme al inminente cambio, por miedo a lo desconocido.
Aparece la nostalgia, embalar mis cosas y tratar, por qué no, de poner en esas maletas a los amigos, a la familia, al vecino o al portero del edificio y llevarlos conmigo. Es entonces cuando me doy cuenta que prepararme una semana antes hace que está actividad sea robotizada, que no me da tiempo de despedirme de cada uno de los recuerdos y dar lugar a lo que siento, que aparecen no sólo en los objetos, sino en los lugares que estoy acostumbrada a visitar, a transitar, aquello que hasta ahora conozco.
Ahora sé que es difícil decir adiós. Hasta pronto a lo que se conoce y dar la bienvenida a lo nuevo, lo desconocido. Si tienes la fortuna de tener a alguien que reconoces a donde vas, las cosas parecen menos atemorizantes, cuando no se tiene referencia aparece el miedo y la angustia.
Sin embargo estas emociones van acomodándose cuando decido darles nombre, aceptarlas y darme cuenta que los cambios ofrecen una visión distinta de lo que estoy acostumbrada a ver o hacer, que no es necesario llevarme en las maletas a los amigos, a la familia, ya que quien ha decidido moverse soy yo, y lo que ellos han dejado en mí y lo que seguirán siendo aún a la distancia es lo que realmente importa. Es justo en este punto cuando me siento reconfortada y veo el deseo de conocer nuevas formas y modos de ser, emociones distintas, que ayudan a dar un nombre a lo que se siente, con el objetivo de equilibrar y seguir adelante. El duelo es la reacción frente a la pérdida, entonces puedo entender que todo lo que pueda sentir es normal, mis emociones y pensamientos requieren de un lugar en este viaje y así seguir adelante con la aventura.
Caigo en cuenta que las cosas no son tan complicadas y que hay mucho por conocer y descubrir en el nuevo sitio en el que estoy. Me percató que los amigos siguen, el lazo con la familia sigue por medio de mensajes o llamadas, sobre todo me doy cuenta que sigo siendo yo, sólo que ahora elegí descubrir y redescubrirme en otro lugar.
Lic. Otilia Vázquez García.
otiliavazquez@psicologosmonterrey.com.mx
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La vida son continuos cambios, siempre vienen acompañados de una fuerte sacudida.
No es el fin del mundo. Es el inicio de uno nuevo…
![Pinocho de Guillermo del Toro: Des-obediencia e Im-perfección Foto de Netflix - © 2022 Netflix, Inc. Imagen recuperada del portal de IMDB. La desobediencia, obediencia, perfección e imperfección giran alrededor de esta historia contada por Guillermo del Toro, una versión del clásico cuento infantil de la marioneta con vida creada por Geppetto, un zapatero que vive en un pueblo italiano en medio de la guerra fascista. Esta marioneta llamada Pinocho cobra vida con las palabras de un guardián mágico, que aparece como El Genio de Aladdin para concederle un deseo a Geppeto; la compañía y el amor de un hijo. Geppeto ha perdido a su nieto, Carlo, en un trágico accidente en medio de un bombardeo. En el fondo quiere que Pinocho sea como Carlo, un niño cariñoso, curioso y obediente, perfecto; así como él era un padre igual de perfecto en el pasado, que cantaba por las noches, jugaba y era querido por su comunidad. Esto cambia cuando Carlo muere, Geppeto deja de trabajar, comienza a beber y alejarse de los otros, ahora pasa a ser otro borracho del pueblo, abatido por el dolor de la pérdida, señalado como un loco perverso (exageradamente) por haber creado a Pinocho. Pinocho es un ser curioso que vorazmente quiere entender el mundo, se tropieza y camina alegre, cantando, jugando y divirtiéndose. De su nariz crecen ramas que se hacen más grandes cada vez que dice una mentira, los demás le ordenan que obedezca aunque apenas está aprendiendo qué es obedecer y qué es una mentira. ¿Por qué desear que Pinocho nazca obedeciendo? Para que así sea perfecto, porque los niños obedecen a los adultos, y éstos a su vez obedecen con mayor naturalidad, a lo que yo agregaría: porque están más inmersos en la cultura, lo que los detiene de hacer cosas que no están bien vistas por los demás. En mi consulta, y seguramente en la de muchos colegas que reciben pacientes infantiles, he escuchado a padres que no logran que sus hijos los obedezcan, hacen más caso a otras personas que los rodean, o solo a uno de ellos. Ante el desplegamiento de estos escenarios pregunto por qué piensan que esto es así, a lo que responden que quizás sea porque no pasan mucho tiempo con ellos por su trabajo, que el otro los consiente en todo y respetan más al que cumple todos sus deseos; todas estas respuestas responden fácilmente a esta pregunta, aunque hay algo más, aquello que corresponde al deseo de ser padres y la autoridad que éstos se dan a sí mismos para ejercer las funciones de la paternidad. Algunos con timidez confiesan que temen frustrarlos para evitar ser juzgados por otros padres, que les cuesta poner límites porque quieren ver a sus hijos cien por cierto felices. Sin embargo no hay que perder de vista que como cuidadores su responsabilidad es tomar decisiones por ellos, recordando que no se van a traumatizar porque no consiguen lo que quieren, ellos necesitan aprender a tolerar la frustración porque afuera no habrá alguien que los complazca completamente. Joseph Knobel Freud en su Libro: Los retos de ser padres, nos recuerda que los límites evitan que los niños terminen perdidos en el país del nunca jamás, como Peter Pan, sin nadie que los mire y sostenga. Por otro lado, un peculiar escritor intelectual busca escribir en papel sus memorias de vida, y termina narrando la vida de Pinocho. Somos testigos de sus tropiezos, sus intentos fallidos de que otros lo escuchen, de ser como un guía espiritual para los demás, con la intención de que tomen buenas decisiones; está ahí para recalcar la desobediencia, pero no solo eso. Este famoso personaje del que hablo es, como seguro ya adivinaron, el sabio Sebastian Cricket, o conocido por muchos como Pepe Grillo. En un video para Netflix destaca un aspecto muy valioso de la madera con la que es diseñada Pinocho. Es una madera que no es perfecta, y la vida tampoco lo es; uno puede meter un poco la pata, o varias patas, pero damos lo mejor de nosotros mismos y eso es lo mejor que podemos hacer. Esta marioneta con vidas de gato, Pinocho, se pregunta cosas muy interesantes, entre ellas: ¿por qué la guerra? La guerra es dolor, separación, rutina, muerte. Las escenas de los niños ejercitándose para la guerra, o más bien esclavisándose, en la época fascista, rodeados de bombas que acabaran con sus vidas; fueron impresionantes para mí, y me hacen pensar en las palabras dichas por Guillermo del Toro en una entrevista: “La animación puede contar cualquier historia, lo raro, lo siniestro, lo terrible”. En momentos la furia y el enojo se muestran como algo casi malévolo, Geppeto en una escena corta la madera enfurecido y Volpe, el vicioso malvado que maltrata a Pinocho y Spazzatura, quiere quemarlo vivo. Recordando que esta historia sucede en la época fascista, se nos muestra una competencia entre dos equipos rivales con Pinocho y Candlewick (hijo del Podestà, que cuida el bienestar moral del pueblo) como líderes, quienes se esfuerzan por ser amados por sus padres. El “juego” termina con un abrazo tierno entre dos amigos que declaran un empate, no quieren hacerse daño, a la que podríamos darle la lectura de la renuncia de Candlewick a los deseos de su padre (quien piensa que es un cobarde) desde la desobediencia, negándose a matar a Pinocho, diciendo: ”Toda mi vida traté de complacerte, pero nunca lo haré. Tenías razón, soy delgado, débil, frágil como la mecha de una vela [wick of a candle, como su nombre], siempre con miedo. Pero con todo el miedo que tengo, ahora voy a decirte que no. No me da miedo decirte que no”. El mensaje está ahí: No hay uno mejor que el otro, para los dos hay lugar, ambos pueden ganar. Los sentimientos entre los hombres ejercen un efecto contrario a la guerra; la amistad y la unión son el enemigo de la destrucción total, en palabras del padre del Psicoanálisis (Sigmund Freud). Al final de la película Pinocho salva a Geppetto, el grillo y Spazzatura de morir ahogados, perdiendo un brazo y su propia vida, aunque el noble grillo (como lo llama la guardiana) pide como deseo que vuelva. Geppetto confiesa mientras sostiene en brazos a Pinocho que trataba de convertirlo en alguien que no es, le pide que no sea Carlo, que sea justo como es él, que así lo ama; a lo que él responde: “Entonces seré Pinocho”. No tenemos que cambiar para ser amados, algunos nos amarán y aceptarán tal como somos, imperfectos. La gran salvación que tenemos es abrazar nuestras imperfecciones, esa es la tierna lectura que le da Guillermo del Toro. La rigidez y la perfección llevan a un solo destino: la destrucción, el fascismo. Las salvaciones van más allá del sacrificio amoroso. Pinocho salva al Grillo (de sus vanidades), a Geppeto (de su duelo) y Spazzatura (de su amo), pero no haciéndolo él, si no permitiendo con su ejemplo que ellos mismos se liberen. Esto es un verdadero héroe en una historia, en palabras de Héctor Mendoza Cuevas, cinéfilo mexicano. Por último, responderé a la tan repetitiva pregunta de si esta es o no es una película para niños con palabras del propio Guillermo: "No es una película para niños, pero los niños la pueden ver siempre y cuando tengan padres que hablen con ellos". Referencias bibliográficas: Freud, Sigmund, Obras Completas, Ed. Amorrortu, Argentina, 1991, 24 T. ¿Por qué la Guerra?, (1933 [1932]), T. XXII. Psipre. (14 de diciembre de 2022). Pinocho: Padres e hijos imperfectos. [Video]. Youtube: https://www.youtube.com/watch?v=3EOUTh6KKX8&t=2874s Sopitas. (8 de diciembre de 2022). Entrevista con Guillermo del Toro l Su versión sobre Pinocchio, una de las mejores películas del año. [Video]. Youtube: https://www.youtube.com/watch?v=tK34eayf04w Fuera de foco. (8 de diciembre de 2022). GUILLERMO DEL TORO: ¿Qué se puede hacer por la ANIMACIÓN en MÉXICO I ENTREVISTA /. [Video]. Youtube: https://www.youtube.com/watch?v=I_2Ff57Ikc4 Knobel Freud, J. (2019). El reto de ser padres. Paidós.](https://psicologosmonterrey.com.mx/wp-content/uploads/2024/10/IMG-20241009-WA0011.jpg)






