La ansiedad es uno de los malestares contemporáneos más frecuentes. Se presenta como una inquietud persistente, un sobresalto interno, una sensación de amenaza que no se puede nombrar del todo. Desde un punto de vista psicoanalítico, podría decirse que la ansiedad aparece cuando el miedo pierde su objeto: es el miedo que ya no sabe a qué le teme.
Freud distinguía entre el temor (dirigido a un peligro concreto), la angustia (un estado de expectativa ante un peligro desconocido) y el pánico (la irrupción masiva de esa angustia). En cambio, la ansiedad que vivimos hoy muchas veces toma la forma de un miedo al miedo mismo, una alarma interna que sigue sonando incluso cuando no hay incendio.
El origen perdido del miedo
En muchas personas, el miedo no desaparece: se desconecta de su fuente. La experiencia puede nacer de eventos pasados, tensiones internas, pérdidas, conflictos inconscientes o situaciones que fueron vividas como abrumadoras, pero que no pudieron ser pensadas ni simbolizadas en su momento.
Cuando la mente no logra dar significado a algo, no lo metaboliza; simplemente lo almacena. Así, el miedo queda desanclado: sin historia clara, sin una narrativa que lo contenga, sin palabras que lo nombren. Lo que se conserva no es el recuerdo, sino las sensaciones corporales y afectivas que acompañaron ese miedo original:
palpitaciones
tensión muscular
dificultad para respirar
inquietud constante
anticipación catastrófica
necesidad urgente de control
sensación de amenaza inminente
En términos de Bion, podríamos decir que la emoción no transformada se queda en estado bruto —sin función alfa que la vuelva pensable—, circulando dentro del aparato psíquico como un contenido que no se puede elaborar.
Cuando el miedo se vuelve miedo al miedo
Cuando esas sensaciones reaparecen sin un desencadenante evidente, la persona comienza a temerlas a ellas mismas. La ansiedad se convierte entonces en un círculo:
Surge una sensación corporal (latido, tensión, nudo en el estómago).
La persona interpreta ese signo como peligro.
Ese peligro reactiva el miedo original, aunque desconectado.
El cuerpo intensifica la respuesta.
Aparece el miedo a que vuelva a aparecer el miedo.
Aquí ya no es el mundo externo el que amenaza, sino la propia experiencia emocional interna. El sujeto se vuelve vigilante de sí mismo, temiendo la irrupción de algo que no puede comprender.
La ruptura entre sensación y significado
Desde lo psicoanalítico, la ansiedad es un testimonio de un vínculo roto entre lo que sentimos y lo que podemos pensar de aquello que sentimos. No hay simbolización suficiente. No hay palabras que acompañen la vivencia.
Winnicott situaría este fenómeno en la dificultad para sentirse sostenido por un ambiente que ayude a integrar lo que ocurre internamente. Cuando el entorno temprano no pudo contener ciertas experiencias —ya sea por ausencia, tensión, o sobreestimulación—, esas vivencias quedan aisladas, fragmentadas.
La ansiedad es, entonces, la huella de un pasado no digerido, que se manifiesta en el presente como un conjunto de sensaciones sueltas, sin relato.
El cuerpo como portavoz de lo que la mente no logra decir
Cuando la palabra falla, el cuerpo habla.
La ansiedad es ese lenguaje corporal de lo no representado.
No es que la persona “exagere” o “imagina cosas”; al contrario, está sintiendo demasiado porque está pensando muy poco sobre aquello que siente, no por incapacidad, sino porque la experiencia no tuvo en su momento un acompañamiento simbólico que permitiera metabolizarla.
Por eso, el miedo sin origen funciona como un mensaje:
“Hay algo dentro de ti que necesita ser pensado.”
Reconectar el miedo con su historia
El trabajo terapéutico consiste en ir recuperando esa narrativa extraviada. La psicoterapia psicoanalítica no busca eliminar el miedo, sino comprenderlo: rastrear su lógica, deshacer sus nudos, devolverle su origen.
El miedo deja de ser miedo al miedo cuando vuelve a tener un objeto, una historia, una forma. La persona empieza a diferenciar:
qué siente,
por qué lo siente,
qué lo detona,
qué de ese miedo pertenece al pasado
y qué a la situación presente.
Cuando eso sucede, la ansiedad deja de dominar y se convierte en una señal más integrada dentro de la vida emocional del sujeto. No desaparece de la noche a la mañana, pero pierde su carácter caótico y persecutorio.
Pensar el miedo es volver a habitarse
Al darle palabra al miedo, regresamos a nosotros mismos.
El psicoanálisis entiende que vivir es estar expuestos a incertidumbres, pérdidas y conflictos. Pero también confía en que el aparato psíquico, cuando está acompañado, puede transformar esas experiencias.
La ansiedad deja de ser ese monstruo sin forma cuando el sujeto logra decir:
“Esto que siento tiene una historia. Y ahora puedo pensarla.”
En lugar de tener miedo al miedo, aparece la posibilidad de comprenderlo, abordarlo, y finalmente acompañarlo como parte de la vida emocional, no como una amenaza.
![Pinocho de Guillermo del Toro: Des-obediencia e Im-perfección Foto de Netflix - © 2022 Netflix, Inc. Imagen recuperada del portal de IMDB. La desobediencia, obediencia, perfección e imperfección giran alrededor de esta historia contada por Guillermo del Toro, una versión del clásico cuento infantil de la marioneta con vida creada por Geppetto, un zapatero que vive en un pueblo italiano en medio de la guerra fascista. Esta marioneta llamada Pinocho cobra vida con las palabras de un guardián mágico, que aparece como El Genio de Aladdin para concederle un deseo a Geppeto; la compañía y el amor de un hijo. Geppeto ha perdido a su nieto, Carlo, en un trágico accidente en medio de un bombardeo. En el fondo quiere que Pinocho sea como Carlo, un niño cariñoso, curioso y obediente, perfecto; así como él era un padre igual de perfecto en el pasado, que cantaba por las noches, jugaba y era querido por su comunidad. Esto cambia cuando Carlo muere, Geppeto deja de trabajar, comienza a beber y alejarse de los otros, ahora pasa a ser otro borracho del pueblo, abatido por el dolor de la pérdida, señalado como un loco perverso (exageradamente) por haber creado a Pinocho. Pinocho es un ser curioso que vorazmente quiere entender el mundo, se tropieza y camina alegre, cantando, jugando y divirtiéndose. De su nariz crecen ramas que se hacen más grandes cada vez que dice una mentira, los demás le ordenan que obedezca aunque apenas está aprendiendo qué es obedecer y qué es una mentira. ¿Por qué desear que Pinocho nazca obedeciendo? Para que así sea perfecto, porque los niños obedecen a los adultos, y éstos a su vez obedecen con mayor naturalidad, a lo que yo agregaría: porque están más inmersos en la cultura, lo que los detiene de hacer cosas que no están bien vistas por los demás. En mi consulta, y seguramente en la de muchos colegas que reciben pacientes infantiles, he escuchado a padres que no logran que sus hijos los obedezcan, hacen más caso a otras personas que los rodean, o solo a uno de ellos. Ante el desplegamiento de estos escenarios pregunto por qué piensan que esto es así, a lo que responden que quizás sea porque no pasan mucho tiempo con ellos por su trabajo, que el otro los consiente en todo y respetan más al que cumple todos sus deseos; todas estas respuestas responden fácilmente a esta pregunta, aunque hay algo más, aquello que corresponde al deseo de ser padres y la autoridad que éstos se dan a sí mismos para ejercer las funciones de la paternidad. Algunos con timidez confiesan que temen frustrarlos para evitar ser juzgados por otros padres, que les cuesta poner límites porque quieren ver a sus hijos cien por cierto felices. Sin embargo no hay que perder de vista que como cuidadores su responsabilidad es tomar decisiones por ellos, recordando que no se van a traumatizar porque no consiguen lo que quieren, ellos necesitan aprender a tolerar la frustración porque afuera no habrá alguien que los complazca completamente. Joseph Knobel Freud en su Libro: Los retos de ser padres, nos recuerda que los límites evitan que los niños terminen perdidos en el país del nunca jamás, como Peter Pan, sin nadie que los mire y sostenga. Por otro lado, un peculiar escritor intelectual busca escribir en papel sus memorias de vida, y termina narrando la vida de Pinocho. Somos testigos de sus tropiezos, sus intentos fallidos de que otros lo escuchen, de ser como un guía espiritual para los demás, con la intención de que tomen buenas decisiones; está ahí para recalcar la desobediencia, pero no solo eso. Este famoso personaje del que hablo es, como seguro ya adivinaron, el sabio Sebastian Cricket, o conocido por muchos como Pepe Grillo. En un video para Netflix destaca un aspecto muy valioso de la madera con la que es diseñada Pinocho. Es una madera que no es perfecta, y la vida tampoco lo es; uno puede meter un poco la pata, o varias patas, pero damos lo mejor de nosotros mismos y eso es lo mejor que podemos hacer. Esta marioneta con vidas de gato, Pinocho, se pregunta cosas muy interesantes, entre ellas: ¿por qué la guerra? La guerra es dolor, separación, rutina, muerte. Las escenas de los niños ejercitándose para la guerra, o más bien esclavisándose, en la época fascista, rodeados de bombas que acabaran con sus vidas; fueron impresionantes para mí, y me hacen pensar en las palabras dichas por Guillermo del Toro en una entrevista: “La animación puede contar cualquier historia, lo raro, lo siniestro, lo terrible”. En momentos la furia y el enojo se muestran como algo casi malévolo, Geppeto en una escena corta la madera enfurecido y Volpe, el vicioso malvado que maltrata a Pinocho y Spazzatura, quiere quemarlo vivo. Recordando que esta historia sucede en la época fascista, se nos muestra una competencia entre dos equipos rivales con Pinocho y Candlewick (hijo del Podestà, que cuida el bienestar moral del pueblo) como líderes, quienes se esfuerzan por ser amados por sus padres. El “juego” termina con un abrazo tierno entre dos amigos que declaran un empate, no quieren hacerse daño, a la que podríamos darle la lectura de la renuncia de Candlewick a los deseos de su padre (quien piensa que es un cobarde) desde la desobediencia, negándose a matar a Pinocho, diciendo: ”Toda mi vida traté de complacerte, pero nunca lo haré. Tenías razón, soy delgado, débil, frágil como la mecha de una vela [wick of a candle, como su nombre], siempre con miedo. Pero con todo el miedo que tengo, ahora voy a decirte que no. No me da miedo decirte que no”. El mensaje está ahí: No hay uno mejor que el otro, para los dos hay lugar, ambos pueden ganar. Los sentimientos entre los hombres ejercen un efecto contrario a la guerra; la amistad y la unión son el enemigo de la destrucción total, en palabras del padre del Psicoanálisis (Sigmund Freud). Al final de la película Pinocho salva a Geppetto, el grillo y Spazzatura de morir ahogados, perdiendo un brazo y su propia vida, aunque el noble grillo (como lo llama la guardiana) pide como deseo que vuelva. Geppetto confiesa mientras sostiene en brazos a Pinocho que trataba de convertirlo en alguien que no es, le pide que no sea Carlo, que sea justo como es él, que así lo ama; a lo que él responde: “Entonces seré Pinocho”. No tenemos que cambiar para ser amados, algunos nos amarán y aceptarán tal como somos, imperfectos. La gran salvación que tenemos es abrazar nuestras imperfecciones, esa es la tierna lectura que le da Guillermo del Toro. La rigidez y la perfección llevan a un solo destino: la destrucción, el fascismo. Las salvaciones van más allá del sacrificio amoroso. Pinocho salva al Grillo (de sus vanidades), a Geppeto (de su duelo) y Spazzatura (de su amo), pero no haciéndolo él, si no permitiendo con su ejemplo que ellos mismos se liberen. Esto es un verdadero héroe en una historia, en palabras de Héctor Mendoza Cuevas, cinéfilo mexicano. Por último, responderé a la tan repetitiva pregunta de si esta es o no es una película para niños con palabras del propio Guillermo: "No es una película para niños, pero los niños la pueden ver siempre y cuando tengan padres que hablen con ellos". Referencias bibliográficas: Freud, Sigmund, Obras Completas, Ed. Amorrortu, Argentina, 1991, 24 T. ¿Por qué la Guerra?, (1933 [1932]), T. XXII. Psipre. (14 de diciembre de 2022). Pinocho: Padres e hijos imperfectos. [Video]. Youtube: https://www.youtube.com/watch?v=3EOUTh6KKX8&t=2874s Sopitas. (8 de diciembre de 2022). Entrevista con Guillermo del Toro l Su versión sobre Pinocchio, una de las mejores películas del año. [Video]. Youtube: https://www.youtube.com/watch?v=tK34eayf04w Fuera de foco. (8 de diciembre de 2022). GUILLERMO DEL TORO: ¿Qué se puede hacer por la ANIMACIÓN en MÉXICO I ENTREVISTA /. [Video]. Youtube: https://www.youtube.com/watch?v=I_2Ff57Ikc4 Knobel Freud, J. (2019). El reto de ser padres. Paidós.](https://psicologosmonterrey.com.mx/wp-content/uploads/2024/10/IMG-20241009-WA0011.jpg)






