Siento que ya no pertenezco a mi familia.
Hablar de la familia para cada persona, traerá consigo una serie de representaciones mentales; es decir, el recuerdo de su propia historia, única e irrepetible
La mayoría de las historias comenzarán con una agradable relación de dos personas de la cual el embarazo, la rutina, la presión social o el deseo de ambos de formar una familia, independientemente de que fuera algo esperado o inesperado, dio el paso al inicio de la historia familiar.
Sin embargo, pensar en formar la “familia perfecta” en la que la comunicación, el respeto, la empatía y demás valores indispensables para que la relación sea buena, es difícil, como también el que se reúnan en los momentos adecuados para favorecer a que la familia sea perfecta. Nuestra sociedad, medios de comunicación y redes sociales nos muestran los ideales que cada cultura idealiza en una perfecta familia. Entendiendo como perfecta la idealización personal formada según la idiosincrasia cultural.
Siendo estas idealizaciones las que terminan a su vez provocando frustraciones y roces con cada uno de los integrantes de la familia orillándolos a alejarse.
Algunos pacientes al hablar de lo que los lleva a mantener distancia con sus familiares hacen referencia a situaciones como:
-Poca o nula comunicación.
-Malos entendidos.
-Falta de respeto.
-Dificultad al momento de negociar.
-Desconfianza.
-Falta de interés por el otro.
La estabilidad del lugar que los ayudó en algún momento a sentirse pertenecientes, ahora es lo que desaparece. En algunas situaciones es posible entender los motivos: ambiente hostil, violencia, la pérdida de un familiar, etc. Y en otros momentos, para algunos miembros es sumamente difícil entender lo que le pasa al otro.
Cualquiera que sea el caso, comienza a provocar ansiedad, angustia, desolación y otros sentimientos que se prefieren evitar, por lo cual será más fácil salir corriendo a buscar un lugar que nos provea pertenencia y ayude a sopesar el conflicto con la familia.
De lo contrario, el que se queda, intentará fallidamente hacer que las cosas funcionen como eran antes de que iniciara el conflicto.
“La falta de pertenencia y el entendimiento del conflicto llevaran a las personas a vivir angustiadas y desoladas por el futuro”.
Reconocer que las relaciones humanas no tienen que ser lineales para ser satisfactorias, es decir, nos ayuda a ser flexibles ante el ideal de los padres, hijos, hermanos, parejas, etc. y será el primer paso para el cambio.
El segundo paso será, identificar si constantemente se busca alejarse de la familia, “el grupo de pertenencia”. Será importante contestar: ¿Soy yo el que no se siente perteneciente o es el grupo el que ha perdido pertenencia?
La respuesta mostrará el camino al cambio de una manera más clara, en la que se pueda identificar qué ideales se terminan sobreexigiendo y la existencia de la flexibilidad para modificar la relación.
Si en el camino al cambio se tienen dudas de cómo mejorar la relación con el grupo de pertenencia, será recomendable recordar que se puede pedir la orientación con algún especialista.
Lic. Ana Margarita Casillas Ureña
Psicóloga clínica/Psicoterapeuta de PSIPRE GDL. S.C.
lic_margarita@psicologosmonterrey.com.mx