Pudiéramos pensar que es sorprendente que hoy en día, aún con todos los avances de la psicología y el psicoanálisis; aún con toda la evidencia que sostiene que la psicoterapia mejora la calidad de vida emocional a corto y a largo plazo. Aún cuando existen casos de éxito a nuestro alrededor aún así nos parezca más viable aguantarnos el dolor psicológico que enfrentar nuestros demonios.
Sin embargo la idea de enfrentarnos a nosotros mismos puede realmente ser de las cosas más terroríficas. Incluso podemos afirmar que todo temor tiene un componente de proyección en el cual depositamos algo nuestro en la situación, persona o lugar que tememos.
Si lo ponemos en esa perspectiva, NO sorprende que la idea de acudir a psicoterapia sea tan terrorífica.
Tras el gran valor que toma reconocer que necesitamos ayuda, después de la valentía de acudir a enfrentarnos con nuestros demonios internos, podemos construir una relación saludable y placentera con nosotros mismos. Toda la energía o mucha de ella que utilizábamos para la lucha continua, el esfuerzo por aguantarnos, o la resistencia de acostumbrarnos: nos queda disponible para construir, crear, profundizar relaciones, inventar, jugar, reír: para vivir más en los mismos años que nos tocan.
Lic. Cristina Kennington
Directora General y Psicoterapeuta de Psipre S.C.
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