A lo largo de la historia, el concepto de la disciplina en relación con los hijos ha ido cambiando; muchos adultos, cuando niños, vivimos en una familia donde las reglas eran muy estrictas y nuestros padres podían ser muy exigentes. Lo anterior ha originado padres que al tratar de compensar esta situación, son muy permisivos con sus hijos, temerosos de hacerlos sufrir o de frustrarlos, dando como resultado hijos sin límites y padres desesperados.
Algunos psicólogos se refieren a los niños sin límites como hijos tiranos o pequeños dictadores; son niños en los que pareciera que el mundo gira a su alrededor, que no pueden empatizar con los otros, que constantemente hacen berrinches, son groseros, destruyen y exigen. No toleran postegar; constantemente demandan a sus padres cosas y si estos no ceden, pueden generar en los padres sentimientos de culpabilidad, utilizando frases como “eres el peor padre del mundo”.
Si dichas conductas no se atienden, pueden convertirse en adolescentes que reten constantemente a la autoridad e incluso lleguen a golpear a sus padres.
Pero, ¿por qué nuestros hijos se comportan de esta manera? Porque como padres tenemos una dificultad al poner límites o no tomamos el papel de autoridad. Les proporcionamos todo y no los frustramos, quizá por algún sentimiento de culpa por parte de los padres, ya sea por no estar con ellos el tiempo que se desea y/o por la sensación de no satisfacer sus necesidades, entre muchas otras cuestiones; lo importante es revisar qué pudiera estar ocasionando esta situación con nuestros hijos.
Como padres es necesario poner límites y transmitirles a nuestros hijos el porqué de esos límites, siempre revisando que estos sean congruentes con lo que queremos para ellos. Asimismo, es necesario que nuestros hijos sean empáticos con los demás y esto se los transmitiremos al ser empáticos con ellos, dándoles la certeza de que podemos entender lo que sienten, aunque en ocasiones debamos frustrarlos.
Es importante no olvidar que los padres que pueden fungir como figuras de autoridad, le proporcionarán a sus hijos seguridad, ya que sabrán que alguien pude protegerlos al ponerles límites y que habrá alguien que los puede guiar. Además, debemos recordar que los niños que agreden, en realidad pueden estar pidiendo estos límites y sentirse muy enojados y solos.
Si esta situación no se atiende, se convertirán en adultos que se sientan muy frustrados y posiblemente sufran mucho, ya que no se darán cuenta que no son el centro de todo.
Recomendaciones
- Establecer límites con amor.
- Buscar una buena comunicación con nuestros hijos, para lograr un sentimiento de empatía.
- Si existiera alguna dificultad para establecer límites con nuestros hijos siempre es recomendable buscar la ayuda de un especialista.
- Si como padres sentimos que se nos salió de control la situación, es necesario buscar la ayuda de un especialista, para analizar qué fue lo que la provocó y encontrar soluciones.
- Recordar que si esta situación no se controla lo más pronto posible, solamente podrá empeorar.
Lic. Mayusa Maldonado
lic_mayusa@psicologosmonterrey.com.mx