Enfermedades Crónicas… un trabajo en equipo
Sin duda un reto a enfrentar en muchas familias es cuando a uno de los miembros se le diagnostica una enfermedad crónica. El impacto de la noticia es muy difícil de sobrellevar tanto para el enfermo como para las personas más allegadas a él.
Comenzar a aceptar la noticia implica dudas sobre el cambio de rutina, el avance del padecimiento, el “bombardeo” de información, cambios en el estilo de vida, etc. Este tipo de situación pone como necesaria la búsqueda de adaptación a los cambios por venir y uno de los puntos clave para poder lograrla tiene mucho que ver con el apoyo que se pueda obtener de las personas más cercanas al paciente.
Como familiares se abren cuestionamientos también, quisiéramos lo mejor para nuestro ser querido y tenemos la intención de ayudarle, pero ¿qué sucede cuando no logro entender lo que está pasando?, ¿por qué cambia tan rápido de estado de ánimo?, ¿hablo sobre lo que sucede o mejor lo dejo pasar?, ¿cómo es que le puedo ayudar?
El primer paso es conocer que esta situación trae consigo una serie de reacciones, entre las más comunes son:
- Angustia
- Sentimiento de desesperanza
- Mal humor
- Evitación e inhibición de las emociones
- Perplejidad
- Ira
- Hostilidad
- Negación de la enfermedad
- Depresión
Todas estas reacciones son parte de un proceso necesario para la aceptación de la enfermedad; es un proceso de duelo del viejo estilo de vida, de los planes, e incluso de la vida misma. Una reestructuración en la familia, lo cual lleva tiempo pero es bastante necesario pasar por este proceso para que pueda haber una adaptación y se pueda continuar avanzando… que no nos estanquemos.
Como recomendaciones se sugiere:
- No olvidar que también nos afecta a nosotros: no sólo la enfermedad de nuestro ser querido, sino también sus reacciones puede hacernos sentir una gama de sensaciones que a veces no nos atrevemos a decir, porque no “debemos”. Es necesario aceptar que, como ser humano, sí me puedo enojar con el enfermo, si puedo sentirme cansado, o harto; aceptarlo como parte de nuestra condición, nos libra del sentimiento de culpa, el cual merma todos los esfuerzos que podamos hacer.
- Ser constante y fiel con el tratamiento médico del paciente.
- No ignorar la situación. Lo mejor es tomar acciones para evitar el avance de la enfermedad.
- La comunicación es importante: preguntar a nuestro familiar la manera en la que podríamos acompañarlo. Si no da opciones, mencionar nosotros algunas y permitirle elegir. Respetar su espacio y sus sentimientos.
- Tener paciencia: es un proceso en conjunto.
- No dejar de tener un tiempo para nosotros: es muy importante este punto porque resulta muy difícil ser parte del cuidado de alguien más; es necesario tener por lo menos un día a la semana (por lo menos) para poder hacer actividades y pasatiempos que nos permitan seguir con nuestra vida.
- El apoyo psicológico: ya sea en individual o en familia, es una buena manera para afrontar y acompañar esta situación.
Como seres humanos es común el “sacarle la vuelta” a aquello que nos resulta doloroso y/o difícil pero es importante recordar también que hay procesos en los que este dolor es necesario vivirlo en el momento para que no se haga presente de una manera constante en nuestra vida. Por eso el acompañarnos tanto con profesionales como con nuestros seres queridos ayuda mucho en el momento donde es difícil mirar donde más nos está pesando.
Lic. Valeria Solorio
lic_valeria@psicologosmonterrey.com.mx