El papel de los padres en el jugar de los hijos

En la vida diaria, como padres, debemos ocuparnos de diversas tareas, entre ellas, satisfacer las necesidades de nuestros hijos, así como trabajar, y quizá hasta ocuparnos de nuestros propios padres, por lo que a veces, es difícil encontrar un espacio para el ocio.

Los niños, a diferencia de los adultos, dedican una gran parte de su día a jugar. A través del juego pueden explorar el mundo y comprenderlo; crean, imaginan y desarrollan múltiples habilidades. Como adultos, es curioso observar que en ocasiones nos puede resultar difícil involucrarnos en su juego. Muchos padres manifiestan un obstáculo al momento de jugar con sus hijos, de crear juegos o simplemente conectarse con ellos a través de esta actividad. ¿A qué se debe?

Una de las razones quizá tenga que ver con que como adultos hemos dejado de utilizar al juego como un lenguaje y que incluso podemos llegar a sentir que representa una pérdida de tiempo.

Pensemos… ¿qué pasa cuando un niño juega? En muchas ocasiones aprovechamos para hacer otras cosas, en lugar de darle a nuestros hijos este tiempo para explorar en compañía de sus padres, es decir, en un espacio que nuestro hijo considera seguro (sobretodo si se trata de un niño pequeño).

Otra explicación, podría ser que el juego nos remite a una etapa de nuestra vida, que por alguna razón, no fue lo completamente satisfactoria o que pudo resultarnos dolorosa, lo que puede dificultarnos el conectarnos con nuestros hijos en ese espacio lúdico.

Nosotros les presentamos a nuestros hijos el mundo a partir de nuestro propio formato, y si no disfrutamos este momento, probablemente lo perciban. Además, compartir una actividad tan importante como el juego, nos permitirá establecer una mayor cercanía afectiva con ellos, lo cual repercutirá posteriormente en la relación que construyamos con nuestros hijos.

Asimismo, debemos considerar que recordar un poco del niño que nosotros fuimos, nos permitirá identificarnos con nuestros hijos y entenderlos.

Recomendaciones

• Jugar con nuestros hijos, ya que el juego nos posibilita acercarnos a ellos y entrar en su mundo.
• Cuando hablamos de juego, no se requiere de una gran cantidad de tiempo sino de calidad.
• Si encontramos que tenemos alguna dificultad al jugar con nuestros hijos debido a algún problema en nuestra propia infancia que no hemos resuelto, es recomendable buscar ayuda de un especialista.
• Si nos damos cuenta que experimentamos cierta angustia por no querer que nuestros hijos vivan las mismas malas experiencias que nosotros, sus padres, cuando éramos niños, es recomendable pedir ayuda terapéutica.
• Reflexionar respecto a nuestra niñez, a aquellas cuestiones que quizá no hemos asimilado de nuestra propia historia y que pueden interferir en nuestra tarea como padres.

Lic. Mayusa Maldonado