Desde diferentes puntos de vista psicológicos se ha encontrado la importancia del desarrollo de habilidades de los niños en edad escolar. Ya desde una etapa previa, según Erick Erikson, los niños de 3 a 5 años entran en una edad en donde el juego desarrolla capacidades intelectuales, creativas y de imaginación, lo que perfecciona el lenguaje y así, instaura el medio para encontrar todas las respuestas a la infinidad de preguntas que se formulan.
Así da paso a una etapa importantísima, en donde, ya con la capacidad motriz e intelectual necesaria (5 a 13 años), busca todo el tiempo desarrollar actividades, hacer cosas, juntarse con sus iguales, compartir tareas, planear situaciones, por el simple hecho de crear.
Teniendo estos dos simples constructos teóricos se ha buscado motivar al máximo su potencial, intentando que pruebe todo tipo de actividades, no sólo por gusto, si no, también, porque se cree que es una demanda del medio en el cual, más adelante, van a tener que subsistir sobresaliendo.
Como siempre, la moneda tiene dos caras, y es importante ver el lado negativo
de la situación: niños estresados, llenos de actividades con reglas y
estructuras en donde, si bien están buscando el crecimiento, se puede
obstaculizar el desenvolvimiento meramente creativo personal. Por esto es realmente
importante, tener siempre presente el equilibrio de las actividades
extracurriculares con los momentos de liberación, en donde la imaginación de
nuestros hijos nos puede llegar a sorprender.
Lo mejor para un niño en esta etapa no es dejarlo a la deriva, tampoco buscar un súper niño, en realidad es delimitar un campo de acción en donde puedan jugar y desarrollarse, siempre con los límites de protección que los padres ejercen, en donde se procura cuidar su cuerpo y su mente.
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