Como padres en muchas ocasiones podemos sentirnos desorientados cuando hablamos sobre la forma de disciplinar a nuestros hijos, sobre todo si son pequeños. Y conforme nuestros hijos van creciendo nos siguen surgiendo muchas preguntas al respecto.
Si vamos a hablar sobre ella, quizá lo primero sería definir qué es la disciplina. La palabra disciplina significa enseñanza, y a pesar de que puede tener una connotación positiva, muchas personas lo relacionan con el poner castigos o con ser muy estrictos.
Es verdad que la disciplina está relacionada con que nuestros hijos sean responsables, pero no debemos olvidar que ésta nos permitirá además guiar a nuestros hijos e incluso protegerlos, así como ayudarlos a que se integren a la sociedad. De tal forma, que la disciplina contribuye a que los niños se sientan seguros e independientes.
¿Cuándo debo comenzar a disciplinar a nuestro hijo?
Desde el inicio, como padres y a través de la rutina, vamos proporcionando a nuestros hijos seguridad, al anticiparles lo que sucederá, así los ayudamos a que vayan regulando su comportamiento, por ejemplo respecto al sueño. Al enseñar a nuestros hijos a tener un horario de sueño, estamos contribuyendo a que puedan controlar y regular sus patrones de descanso.
También desde muy pequeños, les damos a conocer lo que está bien y lo que está mal, lo correcto o incorrecto; esto se puede observar desde edades muy tempranas, cuando nuestro hijo reacciona al decirle que “no”, reconociendo una conducta apropiada de una que no lo es. De esta forma les transmitimos a nuestros hijos las reglas, así como lo que está permitido y lo que no.
En este sentido, los padres tendrán que establecerlas reglas en su casa de acuerdo a sus valores personales y familiares. Lo cual marcará la pauta para definir también lo que se considera como una mala conducta.
Asimismo, es necesario que los hijos tengan un conocimiento claro de lo que se les pide y se espera de ellos, ya que si no tienen normas claras de comportamiento ¿Cómo podrán reconocer si lo que están haciendo está mal?
Los padres deberán ponerse de acuerdo y definir las reglas e incluso establecerlas con las personas cercanas que participen en la educación de los hijos; como los abuelos, tíos, etc.
En caso de que se presente una mala conducta es importante tomar en cuenta lo que la puede estar provocando, ya que en algunas ocasiones, puede deberse a alguna necesidad no satisfecha, como el tener hambre o cansancio.
Los dos polos de la disciplina
Puede ser que haya mucha indulgencia y entonces se ceda a todas las peticiones de nuestros hijos o puede haber demasiada protección. Ambos, pueden ser dañinos porque aunque los niños necesitan tiempo, atención, supervisión y protección, en exceso los hace dependientes y puede ocasionar que el niño se sienta incapaz de realizar algunas tareas. En caso de que no existan los límites necesarios, se puede sentir desprotegido, desorientado y solo.
Una disciplina firme, coherente y amable va a permitir al niño adquirir autocontrol. Lo cual requiere de mucha supervisión y paciencia, pero finalmente contribuirá a que su hijo pueda controlarse y aceptar los límites, ayudando a que en un futuro sea una persona segura, confiada y feliz.
La disciplina con nuestros hijos es una tarea que durará toda la vida, pero no debemos olvidar que lo que buscamos es darle las herramientas necesarias para que puedan ser independientes y desarrollarse de una manera sana.
Recomendaciones:
- Para lograr la disciplina se requiere orden y regularidad.
- Límites claros, entre más precisos seamos con nuestros hijos, mejor.
- Si tenemos dudas de cómo controlar a nuestros hijos, podemos consultar a un especialista que nos pueda orientar sobre la forma de manejar ciertas situaciones.
- Es importante comprender las causas del una mala conducta.
- Si algún comportamiento de nuestros hijos nos llama la atención o no entendemos lo que pueda estar causándolo, sería recomendable buscar orientación de algún especialista que nos ayudase a encontrar el origen de dicho comportamiento.
Lic. Mayusa Maldonado / lic_mayusa@psicologosmonterrey.com.mx
![Pinocho de Guillermo del Toro: Des-obediencia e Im-perfección Foto de Netflix - © 2022 Netflix, Inc. Imagen recuperada del portal de IMDB. La desobediencia, obediencia, perfección e imperfección giran alrededor de esta historia contada por Guillermo del Toro, una versión del clásico cuento infantil de la marioneta con vida creada por Geppetto, un zapatero que vive en un pueblo italiano en medio de la guerra fascista. Esta marioneta llamada Pinocho cobra vida con las palabras de un guardián mágico, que aparece como El Genio de Aladdin para concederle un deseo a Geppeto; la compañía y el amor de un hijo. Geppeto ha perdido a su nieto, Carlo, en un trágico accidente en medio de un bombardeo. En el fondo quiere que Pinocho sea como Carlo, un niño cariñoso, curioso y obediente, perfecto; así como él era un padre igual de perfecto en el pasado, que cantaba por las noches, jugaba y era querido por su comunidad. Esto cambia cuando Carlo muere, Geppeto deja de trabajar, comienza a beber y alejarse de los otros, ahora pasa a ser otro borracho del pueblo, abatido por el dolor de la pérdida, señalado como un loco perverso (exageradamente) por haber creado a Pinocho. Pinocho es un ser curioso que vorazmente quiere entender el mundo, se tropieza y camina alegre, cantando, jugando y divirtiéndose. De su nariz crecen ramas que se hacen más grandes cada vez que dice una mentira, los demás le ordenan que obedezca aunque apenas está aprendiendo qué es obedecer y qué es una mentira. ¿Por qué desear que Pinocho nazca obedeciendo? Para que así sea perfecto, porque los niños obedecen a los adultos, y éstos a su vez obedecen con mayor naturalidad, a lo que yo agregaría: porque están más inmersos en la cultura, lo que los detiene de hacer cosas que no están bien vistas por los demás. En mi consulta, y seguramente en la de muchos colegas que reciben pacientes infantiles, he escuchado a padres que no logran que sus hijos los obedezcan, hacen más caso a otras personas que los rodean, o solo a uno de ellos. Ante el desplegamiento de estos escenarios pregunto por qué piensan que esto es así, a lo que responden que quizás sea porque no pasan mucho tiempo con ellos por su trabajo, que el otro los consiente en todo y respetan más al que cumple todos sus deseos; todas estas respuestas responden fácilmente a esta pregunta, aunque hay algo más, aquello que corresponde al deseo de ser padres y la autoridad que éstos se dan a sí mismos para ejercer las funciones de la paternidad. Algunos con timidez confiesan que temen frustrarlos para evitar ser juzgados por otros padres, que les cuesta poner límites porque quieren ver a sus hijos cien por cierto felices. Sin embargo no hay que perder de vista que como cuidadores su responsabilidad es tomar decisiones por ellos, recordando que no se van a traumatizar porque no consiguen lo que quieren, ellos necesitan aprender a tolerar la frustración porque afuera no habrá alguien que los complazca completamente. Joseph Knobel Freud en su Libro: Los retos de ser padres, nos recuerda que los límites evitan que los niños terminen perdidos en el país del nunca jamás, como Peter Pan, sin nadie que los mire y sostenga. Por otro lado, un peculiar escritor intelectual busca escribir en papel sus memorias de vida, y termina narrando la vida de Pinocho. Somos testigos de sus tropiezos, sus intentos fallidos de que otros lo escuchen, de ser como un guía espiritual para los demás, con la intención de que tomen buenas decisiones; está ahí para recalcar la desobediencia, pero no solo eso. Este famoso personaje del que hablo es, como seguro ya adivinaron, el sabio Sebastian Cricket, o conocido por muchos como Pepe Grillo. En un video para Netflix destaca un aspecto muy valioso de la madera con la que es diseñada Pinocho. Es una madera que no es perfecta, y la vida tampoco lo es; uno puede meter un poco la pata, o varias patas, pero damos lo mejor de nosotros mismos y eso es lo mejor que podemos hacer. Esta marioneta con vidas de gato, Pinocho, se pregunta cosas muy interesantes, entre ellas: ¿por qué la guerra? La guerra es dolor, separación, rutina, muerte. Las escenas de los niños ejercitándose para la guerra, o más bien esclavisándose, en la época fascista, rodeados de bombas que acabaran con sus vidas; fueron impresionantes para mí, y me hacen pensar en las palabras dichas por Guillermo del Toro en una entrevista: “La animación puede contar cualquier historia, lo raro, lo siniestro, lo terrible”. En momentos la furia y el enojo se muestran como algo casi malévolo, Geppeto en una escena corta la madera enfurecido y Volpe, el vicioso malvado que maltrata a Pinocho y Spazzatura, quiere quemarlo vivo. Recordando que esta historia sucede en la época fascista, se nos muestra una competencia entre dos equipos rivales con Pinocho y Candlewick (hijo del Podestà, que cuida el bienestar moral del pueblo) como líderes, quienes se esfuerzan por ser amados por sus padres. El “juego” termina con un abrazo tierno entre dos amigos que declaran un empate, no quieren hacerse daño, a la que podríamos darle la lectura de la renuncia de Candlewick a los deseos de su padre (quien piensa que es un cobarde) desde la desobediencia, negándose a matar a Pinocho, diciendo: ”Toda mi vida traté de complacerte, pero nunca lo haré. Tenías razón, soy delgado, débil, frágil como la mecha de una vela [wick of a candle, como su nombre], siempre con miedo. Pero con todo el miedo que tengo, ahora voy a decirte que no. No me da miedo decirte que no”. El mensaje está ahí: No hay uno mejor que el otro, para los dos hay lugar, ambos pueden ganar. Los sentimientos entre los hombres ejercen un efecto contrario a la guerra; la amistad y la unión son el enemigo de la destrucción total, en palabras del padre del Psicoanálisis (Sigmund Freud). Al final de la película Pinocho salva a Geppetto, el grillo y Spazzatura de morir ahogados, perdiendo un brazo y su propia vida, aunque el noble grillo (como lo llama la guardiana) pide como deseo que vuelva. Geppetto confiesa mientras sostiene en brazos a Pinocho que trataba de convertirlo en alguien que no es, le pide que no sea Carlo, que sea justo como es él, que así lo ama; a lo que él responde: “Entonces seré Pinocho”. No tenemos que cambiar para ser amados, algunos nos amarán y aceptarán tal como somos, imperfectos. La gran salvación que tenemos es abrazar nuestras imperfecciones, esa es la tierna lectura que le da Guillermo del Toro. La rigidez y la perfección llevan a un solo destino: la destrucción, el fascismo. Las salvaciones van más allá del sacrificio amoroso. Pinocho salva al Grillo (de sus vanidades), a Geppeto (de su duelo) y Spazzatura (de su amo), pero no haciéndolo él, si no permitiendo con su ejemplo que ellos mismos se liberen. Esto es un verdadero héroe en una historia, en palabras de Héctor Mendoza Cuevas, cinéfilo mexicano. Por último, responderé a la tan repetitiva pregunta de si esta es o no es una película para niños con palabras del propio Guillermo: "No es una película para niños, pero los niños la pueden ver siempre y cuando tengan padres que hablen con ellos". Referencias bibliográficas: Freud, Sigmund, Obras Completas, Ed. Amorrortu, Argentina, 1991, 24 T. ¿Por qué la Guerra?, (1933 [1932]), T. XXII. Psipre. (14 de diciembre de 2022). Pinocho: Padres e hijos imperfectos. [Video]. Youtube: https://www.youtube.com/watch?v=3EOUTh6KKX8&t=2874s Sopitas. (8 de diciembre de 2022). Entrevista con Guillermo del Toro l Su versión sobre Pinocchio, una de las mejores películas del año. [Video]. Youtube: https://www.youtube.com/watch?v=tK34eayf04w Fuera de foco. (8 de diciembre de 2022). GUILLERMO DEL TORO: ¿Qué se puede hacer por la ANIMACIÓN en MÉXICO I ENTREVISTA /. [Video]. Youtube: https://www.youtube.com/watch?v=I_2Ff57Ikc4 Knobel Freud, J. (2019). El reto de ser padres. Paidós.](https://psicologosmonterrey.com.mx/wp-content/uploads/2024/10/IMG-20241009-WA0011.jpg)






