Cuando cortas duele.

¿Tu relación terminó? Terminar una relación genera dolor, angustia, temor, odio, ansiedad, enojo, culpa y dolor psicológico. Al mismo tiempo se pueden experimentar sentimientos de alivio, bienestar, esperanza, por la separación pero continuar con cariño, amor y deseo por esa persona con la cual llevaste la relación. Todos estos sentimientos contradictorios entre si se experimentan en distintas oleadas de intensidad; “decir adiós duele”.

¿Pero por qué duele tanto?

Entender el dolor de una separación puede ser menos angustiante si nos detenemos a reflexionar lo que parece que estamos perdiendo del pasado, presente y futuro de la relación.

Pasado. La relación de pareja es un espacio de convivencia que va formando recuerdos. Algunos de estos dolorosos que pudieran impulsarnos a continuar con la despedida pero otros hermosos que pueden hacer la separación más difícil. Incluso los recuerdos hermosos pueden mantener la esperanza de una reconciliación viva y muchas veces eso alarga y complica la separación.

Presente. La relación de pareja en la mayoría de las ocasiones viene a ser la relación mas importante en la vida de una persona. Es por esto que cuando la relación se rompe comienzan a cambiar muchas cosas de nuestro día a día; cambia nuestra rutina, nuestras actividades de fin de semana, tenemos que cambiar hasta nuestros números frecuentes del celular. Cambia nuestra forma de hablar: ya no hablamos en plural. Nuestra forma de caminar: ya no es de la mano o abrazados. Incluso hay cambios en porciones de nuestra identidad, ya no eres “El esposo de… “, “La esposa de…”, “Parte de la familia….”, “La novia del flaco”.

Futuro. Parte esencial de la relación de pareja es hablar, pensar, soñar y planear el futuro.  La boda, viajes, hijos, la vejez, la casa, salidas, conciertos. Grandes y pequeños son los planes que se hacen en pareja y que al terminar la relación estos se desvanecen dolorosamente.

Por eso las frases “el mundo se me ha roto en mil pedazos”, “me duele el alma” o “me rompieron el corazón” son descripciones comunes que tratan de describir el dolor profundo que se puede llegar a experimentar cuando una relación termina.

El conflicto interior

Además  de toda la perdida experimentada a partir del quiebre de la relación, pueden existir una serie de situaciones que pudieran dificultar la transición a la soltería.

  1. Los dos extremos
    1. Rencor hacia la ex pareja. El odio hacia la ex pareja es, aunque muchos lo pudieran dudar, un sentimiento que los une a ella. El odio nos obliga y nos ata. Nuestros pensamientos son dirigidos por la falta de perdón hacia la persona a quien estamos intentando olvidar. Esto es vivido con mucha frecuencia porque tomamos el papel de victima y no reconocemos nuestros propios errores dentro de la relación y así depositamos toda la responsabilidad por la ruptura y por nuestras heridas en la otra persona.
    1. Culpa extrema. El otro extremo del ejemplo anterior, el sentirnos enteramente responsables por la ruptura de la pareja es otro sentimiento que hace más difícil la separación. Aquí nuestro errores es ponernos como los agresores.

Mientras no podamos ver que la relación de pareja como responsabilidad compartida, “50 y 50”, es muy probable que batallemos para separarnos y también batallemos para tener una nueva relación sana.

  • No sabemos estar solos. Para muchas personas la ansiedad y el temor que viven al enfrentarse a la soledad es insoportable. Esto se da por factores múltiples pero una de las razones principales es porque no han aprendido a hacerse compañía a si mismos. Sin embargo si reflexionamos un segundo en este punto. ¿Cómo puedo pretender ser buena compañía para otro si yo mismo no aguanto el estar conmigo mismo? Si aprendemos a amarnos a nosotros mismos y disfrutar nuestra propia compañía entonces y solo entonces podremos ser amados y valorados por nuestra pareja.

El proceso de despedida consiste en una serie de fases o etapas que son vividas no necesariamente en orden y no necesariamente una sola vez. El ciclo de duelo de mayor aceptación entre los psicólogos es el define Kuber Ross autora y terapeuta de casos en duelos y despedidas. Tenerlo en cuenta de manera consciente puede hacer el proceso de separación un poco menos difícil y “entendible”:

1)    FASE 1 NEGACION “¡No no puede ser!” “Esto no nos puede estar pasando a nosotros” “Es algo transitorio, una etapa, pronto volveremos”.

2)    FASE 2 RABIA “¡Maldita sea!” “Como es posible que no valorara todo lo que hice por el o ella!” “Soy un(a) tonto(a), me debí de haber dado cuenta antes!” (la rabia puede ser dirigida a la otra persona o a nosotros mismos).

3)    FASE 3 NEGOCIACION Nos inunda una repentina esperanza y comenzamos a imaginar las diferentes formas en que podemos recuperar la relación. Esta es la fase en donde rogamos, suplicamos, llevamos serenata, hablamos con la suegra, hacemos mandas, prácticamente cualquier cosa con la idea de que aun hay algo para recobrar nuestro viejo amor.

4)    FASE 4 DEPRESION No encontramos sentido en nuestra vida sin nuestra pareja y llega una profunda tristeza acompañada de la pregunta ¿y ahora que? Sentimos como si nos hubieran amputado una parte de nosotros.

5)    FASE 5 ACEPTACIÓN Es el momento de reorganizar nuestra vida, de permitir aceptarla situación, aprender las lecciones de vida y ser felices con nosotros mismos.

¡Cuidado! Tu Ciclo de Duelo puede estar detenido sí:

A)   No puedes dejar de llorar o sufrir.

B)    No has llorado ni sufrido.

Si estas pasando por esto, se valiente, busca un psicoterapeuta para procesar este momento.

Lic. Cristina Kennington Westmark / Directora y Psicoterapeuta de Psipre S.C./ Cristinakennington@psicologosmonterrey.com.mx

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