Aprendiendo a ser un buen jefe
Liderar el rumbo de un proyecto, un equipo de trabajo o una empresa no es sencillo y, además, implica ubicarse en la posición de jefe; aquel que manda y guía. Comprender que esta posición está llena de significados, es uno de los secretos para poder llevar a cabo un buen papel de jefe.
Las posiciones de jefe, líder, presidente o cualquiera que tenga personas a su mando están cargadas, en términos psicológicos, de signos de padre, esto es: la cabeza de familia, el proveedor, el protector, entre muchas otras cosas que buscan el bienestar del grupo. Simbólicamente lo que hacemos en lo laboral, de manera inconsciente, es reemplazar al padre por el jefe y a la familia por el equipo de trabajo. Es por esto que para aprender a ser un buen jefe, es indispensable comprender el rol del padre.
El rol del padre es proporcionarles a los hijos las herramientas y el ambiente necesario para que puedan desarrollar su potencial y aprender a ser independientes, es decir, prepararlos a vivir sin él, asegurando de esta manera la supervivencia y una guía para su futuro rol paterno.
Así como en el rol del padre, el jefe debe de ser congruente en lo que dice y hace, y esto con toda la estructura de la empresa o proyecto; todos estos elementos proporcionan una estabilidad emocional necesaria para que los miembros del grupo puedan desempeñarse y desenvolverse a su máximo potencial, mejorando las probabilidades de resultados a corto y mediano plazo. Consecuentemente a largo plazo esta estabilidad emocional permite que puedan desarrollarse nuevos jefes asegurando el fortalecimiento del equipo y la empresa.
Existen objetivos y responsabilidades emocionales y sociales que ayudan a cumplir estos roles de manera adecuada; a continuación un breve listado de algunos de ellos:
En la comunicación
- Conocer las necesidades y el estado emocional del grupo.
- Expresar reconocimiento de logros a cada uno de los integrantes.
- Delegación de responsabilidades y tareas.
- Enseñanza de nuevas tareas de manera continúa.
En la disciplina
- Establecer y mantener un sistema de reglas congruentes.
- No sancionar si no había una regla previamente establecida que marcara la falta.
- Cumplir todos los premios (pagos) y castigos (sanciones) prometidas.
- No sancionar errores, sólo desobediencias o incumplimiento de deberes.
Para mantener la identidad grupal
- Nombre de grupo y sus subdivisiones.
- Tradiciones que incluyan a todos integrantes del grupo (un día, actividad, celebración, etc.).
- Imágenes que los identifican (fotografías /logotipos).
- Asignar áreas delimitadas por persona.
Por Lic. Cristina Kennington Westmark
Psicóloga Clínica y Directora de PSIPRE S.C.