¿Psicólogo o motivador?
El auge de las conferencias, talleres y cápsulas en medios de comunicación con contenido motivacional es innegable. Entiendo esto como un avance en el llamado desarrollo humano, ya que cada vez más personas buscan sentirse bien, lo cual suena bien, ¿no?
El problema radica en que este boom del bienestar, como todo, acarrea algunas consecuencias perjudiciales. Cuando aumenta la “demanda” por sentirse bien, peligra la calidad del servicio de quienes se llaman guías hasta perderse la ética. Con estas me refiero a las personas sin estudios en Psicología que, a través de diferentes medios de comunicación, divulgan información de carácter psicológico/clínico.
Sé que no todos se decantarán por el tipo de psicoterapia que practico, pero es mi responsabilidad aclarar que, para atender el malestar de una persona es necesario cumplir con cuatro puntos básicos:
- Contar con una formación en psicología o psiquiatría, para con esas bases elegir la especialización y abordaje con el cuál se trabajará.
- Haber vivido un proceso de psicoterapia propio.
- Procurar un constante aprendizaje y análisis a través de posgrados o la supervisión de profesionales de mayor nivel académico.
- Contar con un espacio adecuado para la tarea.
La estructura psíquica del ser humano es complejísima y si no se cuenta con la educación adecuada, el “mejor” de los males sería no ayudar. Sin embargo, hay peligros más graves, pues estos consejos sin bases teóricas pueden detonar síntomas que luego no sabrán cuidar.
Por todo lo anterior imploro a las personas que busquen ayuda terapéutica: infórmense. Existen múltiples opciones profesionales. Y a aquellos que se estén dando a la tarea de transmitir información de contenido psicológico o emocional, los invito a tomar cualquiera de estos dos caminos: instrúyanse desde lo académicamente avalado o si siguen con su labor, resalten la importancia de consultar a un profesional.
Lic. Florencia Bevilacqua
lic_florencia@psicologosmonterrey.com.mx
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