Artículo de la Lic. Florencia Bevilacqua que aborda la importancia del embarazo y como podemos proteger a nuestros hijos desde antes de nacer.

Protege a tu hijo… desde antes de nacer

Protege a tu hijo… desde antes de nacer

Los padres que se preocupan por el bienestar de los hijos están interesados en curar y/o prevenir cualquier tipo de afección física y mental, por eso en la actualidad se ha aumentado la incidencia de pacientes niños en los consultorios de los psicólogos. Acuden al psicólogo infantil por: ansiedad de separación, rebeldía, agresividad, hiperactividad, tics, encopresis y/o enuresis, etc. En estos casos, se atiende el conflicto, pero ¿cómo prevenir?

Una mamá es mamá desde que está embarazada, y lo es de acuerdo a lo que ella haya aprendido de maternidad (lo mismo pasa con el papá).  Así es que desde que tenemos al hijo en el vientre comienzan activarse ciertas situaciones vividas con nuestros propios padres y que muy seguramente serán trasmitidos a nuestros hijos.

¿Qué hacer?

La prevención en la búsqueda de bienestar en los hijos se puede ver desde que la mujer está embarazada (o antes desde  la planeación del embarazo) identificando ciertos factores psicológicos que uno trae consigo, y evitar los que puedan ser dañinos y reforzar los que sean beneficiosos para el bebé. En una terapia la embarazada (y si hay, el papá) puede conocer su historia personal, ver qué fue para ella la niñez, en qué ambiente nació, cómo fue su llegada, etc.

¿Cuáles son los beneficios?

  • Ayuda a que las afecciones en los niños en lugar de ser curadas sean evitadas.
  • Ayuda a que la madre se sienta mejor durante y después del embarazo (que ayuda indirectamente a los bebés).
  • Ayuda a calmar las angustias que aparecen (miedos, ideas, ansiedades, etc.).
  • Cortar la transmisión transgeneracional.
  • Salud mental en la familia.
  • Mejora la comunicación como padres.

Recomendaciones

  • Hacer ejercicios de introspección, intentando entender los sentimientos, los pensamientos, etc.
  • Hablar de lo que sientes
  • Buscar datos de mi historia, y de mis padres, que ayuden a entenderme; recordar nuestra infancia, cómo fueron nuestros padres, qué nos decían acerca de tener hijos, etc.
  • Reanudar conversaciones con familiares (si es posible)Si alguno de los anteriores causa más angustia o mueve más sentimientos, lo más recomendable es asistir a una Psicoterapia, donde puedas recibir ayuda de un profesional que te oriente en este proceso.

Lic. Florencia Bevilacqua / lic_florencia@psicologosmonterrey.com.mx

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