Desde el punto de vista psicológico, existen causas infinitas, pero hay una que resalta y es la percepción de la mujer como un símbolo, o una representación, más que un simple sujeto, igual que el hombre.
Al hablar de la mujer como símbolo nos referimos a que se le percibe como la insignia de diferentes temas, por ejemplo: maternidad, erotismo, debilidad, misterio, pasividad, contención, entre otros.
De esta forma, sin importar nuestro género, cuando vemos a una mujer, tenemos una serie de filtros que obstaculizan la impresión más realista de quién es este individuo, llevándonos a muchas veces pensar quién debería ser o hacer.
Claro que esto también ocurre con los varones en cierta medida, pero la afectación a la que se han enfrentado muchas mujeres por no ser percibidas como las personas que son, ha llevado a una innegable lucha de generaciones.
Ahora bien, no podemos echarle toda la culpa a “los otros”; la responsabilidad de que en ocasiones una mujer no sea tomada como un sujeto, es que también ella de manera consciente o inconsciente, descansa o sufre de esa insignia.
Así, el trabajo de tanto hombres como mujeres es, continuamente, trabajar para ver a quien tenemos en frente (independientemente del género) como una persona con deseos, miedos, virtudes y defectos, aminorando lo más posible aquellos estereotipos que sólo nos alejan de quien nos rodea.
Feliz día a las mujeres y a los hombres que hacen el esfuerzo de ser conscientes de sí mismos y los demás.
Lic. Florencia Bevilacqua
florenciabevilacqua@psicologosmonterrey.com.mx
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