De los sueños y otros vericuetos

“A veces les sospecha una estrategia concéntrica de leopardos que se acercaran paulatinamente a un centro, a una bestia temblorosa y agazapada, la razón del sueño. Pero se despierta antes de que los leopardos hayan llegado a su presa y sólo le queda el olor a selva y a hambre y a uñas; con eso apenas, tiene que imaginar a la bestia y no es posible. Comprende que la cacería puede durar muchos otros sueños, pero se le escapa el motivo de esa sigilosa dilación, de ese acercarse sin término. ¿No tiene un propósito el sueño, y no es la bestia ese propósito? ¿A qué responde esconder repetidamente su posible nombre: sexo, madre, estatura, incesto, tartamudeo, sodomía? ¿Por qué si el sueño es para eso, para mostrarle al fin la bestia? Pero no, entonces el sueño es para que los leopardos continúen su espiral interminable y solamente le dejen un asomo de claro de selva, una forma acurrucada, un olor estancándose. Su ineficacia es un castigo, acaso un adelanto del infierno; nunca llegará a saber si la bestia despedazará a los leopardos, si alzará rugiendo las agujas de tejer de la tía que le hizo aquella extraña caricia mientras le lavaba los muslos, una tarde en la casa de campo, allá por los años veinte.” (Lucas, sus sueños. Cuento de Julio Cortázar)

Lucas vive en los cuentos del escritor Julio Cortázar, es un personaje ficticio, con vivencias e historia. Acá Cortázar relata los sueños de ese personaje particular, desde las situaciones cotidianas como el acto de despertar y querer indagar más sobre aquello soñado, sobre el recuerdo más fresco de la memoria, tratando de encontrar respuestas, finales, resoluciones, o simplemente un entendimiento. Y a pesar de que nos hablan desde un cuento, desde un personaje ficticio, no está nada alejado de lo que como sujetos vivimos.

Algunas personas creen que los sueños pueden ser premonitorios, es decir, que sostienen un contenido que pronto se vivirá y por tal se tiene que tener presente. Tal entendimiento, no está muy alejado de lo que dicta el psicoanálisis, solo es cuestión de tiempo, pues para el psicoanálisis los sueños contienen manifestaciones a manera de encriptaciones, símbolos que esconden contenido difícil de tolerar a la consciencia, que de tanto y tanto se fuga, a manera de desahogar lo reprimido. Si bien no es algo que pasará sino es algo que ya ha pasado y sigue manifestándose en el presente de alguna o diversas maneras.
Si encontramos ese “algo” escondido entre sueños, no aliviará en lo inmediato, no será la cura, pero sí puede dar lugar a claridades, a entendimientos importantes en la vida de cada quien, que no es poca cosa. Además del contenido onírico, hay otras formas de indagar sobre lo reprimido, dentro del trabajo psicoanalítico se busca con empeño justo eso, sin olvidar que un sujeto no sólo es pasado o todo represión. Un sujeto es la suma de todas las cosas que ha vivido, pensado, deseado, fantaseado, además de su entorno y de quienes conforman parte de ese entorno, entre muchas otras cosas más, cada sujeto es atravesado por distintas experiencias.

En la particularidad de Lucas y sus vivencias ficticia, se asoma la complejidad del enfrentarse a algo, tan simple desde la apariencia pero desde la experiencia no. El analizarse o el ser analizado sumerge en la complejidad, en una complejidad muy propia e íntima pero a fin de cuentas reveladora y en el mejor de los casos movilizante.

Lic. Brenda Martínez
brendamartinez@psicologosmonterrey.com.mx

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