¿La libertad se hereda?. Marie Bonaparte. Escritos del Círculo de lectura: Psicoanálisis en Femenino.

Marie Bonaparte, la heredera.

Marie fue una psicoanalista francesa, descendiente de Napoleón y princesa de Grecia y Dinamarca. Su madre, Marie-Félix Blanc también heredera, e hija del fundador del Casino Montecarlo, muere al mes de haber dado a luz a Bonaparte, dejándola como única heredera, quedando a la tutela  de la abuela paterna y su padre, los cuales la alejaron de la familia materna. Estos acontecimientos de su infancia temprana serán sumamente significativos para la constitución de todo lo concerniente a su imago femenina. A sus 43 años, se psicoanaliza con Sigmund Freud, convirtiéndose en su amiga, salvándolo de la persecución nazi, dándole asilo en Francia y quedando también como encargada de velar por su herencia psicoanalítica de muchas formas.

La posición en la cual es ubicada Marie, que le antecede incluso a un atisbo de consciencia en un cuerpo, se estaba construyendo desde antes, es decir, desde la historia familiar que la constituye; su posición socioeconómica privilegiada, la coloca en sus primeros meses de vida como heredera de un bagaje otorgado, sin siquiera haber adquirido conciencia de libertad para decidir qué hacer con ese “regalo” que determinaría su andar en el mundo.

Me pregunto si acaso la vida de cada una de nosotras no está constituida por un contexto histórico-familiar que nos antecede; de un poder que dice y que habla por nosotras (incluso desde lo simbólico metafórico), y que direcciona la pregunta por el ser, por el ser mujer específicamente. Dichos signos heredados del “deber ser mujer” nos ubican en un rol que nos “permite” funcionar en los social, como un supuesto conocimiento a lo que debemos de estar sujetas, de lo que debemos de carecer (derechos) y a lo que estamos obligadas a hacer.

Si todo lo que circunda al ser mujer: la feminidad, historia, concepción/percepción del cuerpo, sexualidad, identidad, lenguaje, etc… no es tomado por nosotras, de lo contrario, nos ha sido expropiado por una construcción androcentrista que se encuentra posicionada para explicar la historia universal de la humanidad desde el homo como la medida de todo lo decible, de todo lo que existe, habrá que efectuar un gran esfuerzo para identificar y reconocer el deseo que nos convoca como mujeres, entre varias y de manera singular. Atravesando los discursos y el lenguaje ya establecido, apropiandonos de nuestra propia experiencia.

Me hace reflexionar sobre, lo siguiente: ¿Qué adjetivos se “adecuan” a la mujer? ¿Quién está “avalado” para definir lo que deseamos?. Durante el psicoanálisis de Marie, a  Freud le surge la famosa pregunta: “¿qué quiere la mujer?”, también la ubica como un “amigo” comparándola con Lou Andreas Salomé y asignándole un lugar de virilidad, masculina. “Sacudirse” los adjetivos (a-signados) que acompañan a la mujer históricamente, en cada familia, en cada encuentro con otros y otras, en cada análisis, nos posibilita vernos desde otro lugar, reeler, reeditar  y construir la libertad en la búsqueda de nuestro deseo.

Marie, llega a su mundo y se va de él, sin sentirse suya, con una frigidez sexual que atribuye a un a teoría psicoanalítica hecha por mentes y cuerpos de hombres, separada de lo simbólico materno, buscando una aprobación y reconocimiento por un constructo masculino que buscó principalmente en Freud y que a la vez estaba en todo lo que la rodeaba, en su familia, en su sociedad, en Freud mismo. El hablar desde nosotras como centro de nuestra experiencia, escuchando lo femenino creado por las mujeres, construye otro modo de habitarnos, de habitar nuestro mundo. Esto es parte del ejercicio que nos convoca en el círculo “Psicoanálisis en femenino”.

 

Daniela Jurado Salinas

Psicoterapeuta y Coordinadora del departamento de adolescentes

danielajurado@psicologosmonterrey.com.mx

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