Captura de pantalla 2015-09-02 a la(s) 22.08.33

La adolescencia de mi hijo y el impacto en mi familia

Conforme nuestros hijos van creciendo, experimentan diferentes cambios en su forma de pensar y vivir; pero no sólo ellos lo viven, sino también toda la familia. Cada miembro se ve impactado por los diferentes cambios que cada uno tiene y estos pueden ser tanto positivos como negativos. Un ejemplo muy notorio de esto, es la etapa de la adolescencia, ya que se sufren diferentes cambios en un periodo de tiempo relativamente corto.

¿Qué sucede con la familia cuando dichos cambios mueven la organización, armonía y comunicación familiar?
Al presentarse los cambios propios de la etapa, nuestro hijo adolescente comienza a comportarse diferente, ya que su forma de pensar y sentir cambian también, y con ello, su forma de relacionarse con los demás, en especial con su familia; se da un proceso de madurez e independencia que va desde comportamientos infantiles, hasta demandas y exigencias de un adulto, esto como práctica hacia la formación de su identidad.

¿Por qué estos cambios se viven a nivel familiar?
La familia convive con el hijo adolescente todos los días, por lo tanto vive con él sus cambios, altibajos de humor y proceso de independencia y madurez. Dichos cambios se ven impactados de diferentes formas: en el orden y disciplina, en la relación familiar, en la comunicación, la convivencia, el número de discusiones, las salidas familiares, entre otros. Durante años, los padres se acostumbraron a tratarlos como niños/niñas, por lo tanto, padres como hijos deben encontrar una forma distinta para relacionarse, ahora de adultos a joven y viceversa, sin perder el cariño que se le ha tenido por ser su hijo(a). Esto mismo se vive también con los hermanos, debido a que el/la joven se encuentra viviendo diferentes duelos (duelo por perder su cuerpo e imagen infantil, duelo por perder la ventajas de ser un niño/niña y duelo por perder a los padres protectores que satisfacían sus demandas como en la infancia); al ver que los hermanos menores tienen ventajas que ellos ya no gozan, pueden manifestar enojo, celos, rivalidad y rebeldía. Asimismo, si tiene hermanos mayores, puede llegar a desear tener los permisos y libertades que él tiene. Esto va directamente relacionado con su nuevo rol en la familia y las dudas que surgen en torno a esto: ¿Sigo siendo chico/chica como para hacerme cargo de ciertas cosas? ¿Continúo teniendo los mismos beneficios por parte de mis padres? ¿Y ahora que me dan más responsabilidades, accedo también a más permisos? ¿Mis padres me seguirán queriendo a pesar de mis cambios?

Como padres, nuestra labor puede ir enfocada al apoyo de la transición que se vive en esta etapa, y a pesar de que nuestra intención sea conservar la estabilidad familiar, ante todo cambio, naturalmente, se vivirá una crisis que empujará a reestructurar el sistema; tal como en las construcciones al hogar, para que pueda haber un cambio, debe haber una pérdida de la imagen o estabilidad anterior que permita incorporar una nueva imagen, y en el proceso vivimos situaciones diferentes que le dan cabida a cambios y progresos. Algo rescatable, es que en el proceso podemos, incluso, encontrar nuevas formas de comunicación, convivencia y aprendizaje de uno o más miembros de la familia.

Recomendaciones:

  • Conocer esta etapa de tus hijos: los cambios que la componen nos permiten tener un mejor entendimiento de la situación.
  • Hablar con ellos en momentos en los que se encuentren más estables, transmitiéndoles su comprensión e interés, sin caer en la presión por el cambio o el enojo ante dichas conductas.
  • Tomar en cuenta sus gustos y opiniones, tratando de incluirlas en las decisiones en la medida de lo posible. Esto puede favorecer la convivencia y transmitir el interés de su participación.
  • Saber que se encuentra en un proceso en el que pasa de ser un niño a ser un adulto lo puede llevar a comportarse en ocasiones como un niño y en otras pedir que se le trate como un adulto; saber esto puede generar la tolerancia necesaria para no caer en el enojo, la presión y las peleas.
  • Asimismo, tener consciente que como padres es difícil lidiar con estas reacciones, por lo tanto es importante acudir con un profesional para orientarnos en el manejo de dichas conductas. O bien que le permita a nuestros hijos encontrar alternativas para manejar de forma diferente estos cambios que viven.

Lic. Ana Beatriz Banda López / lic_ana@psicologosmonterrey.com.mx

 

Psipre

Psipre

Entradas Relacionadas