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En una época de duelo

En una época de duelo

Actualmente, en nuestra ciudad, estamos viviendo una época de mucha inseguridad y hechos violentos que hace algunos años no era tan común para los regiomontanos. Monterrey se caracterizaba por ser un lugar tranquilo, seguro, donde muchas familias decidían inmigrar en búsqueda de un mayor bienestar.  Esto nos lleva a vivir en un momento de cambios y crisis, y sobre todo de pérdidas: pérdida de tranquilidad, pérdida de actividad social, pérdida económica, pérdida de trabajo, pérdida de estatus y pérdida de seres queridos, ya sea porque exilian, o en el caso más lamentable y doloroso porque mueren en manos de criminales o de enfrentamientos policiales.

Esto, sea de manera directa o indirecta, nos afecta a todos, unos más que a otros, pero todos entramos en un proceso de duelo por esas pérdidas. El duelo es un proceso adaptativo, lo que significa que es normal en el ser humano y es necesario procesarlos para poder recuperar la homeostasis emocional.

Seguramente han notado entre la gente que los rodea que hay quienes sufren mucho más que otros esta situación entonces ¿de qué depende que haya personas que son más susceptibles a lo que hoy nos sucede en nuestra ciudad?

  • Definitivamente si han sido víctimas directamente, se entra en un episodio de estrés postraumático* inevitable.
  • Temperamento: hay personas que poseen menos recursos emocionales y pueden sufrir las pérdidas de manera más intensa; esto es de nacimiento.
  • Carácter: hay personas que han “aprendido” a superar de manera más lenta las situaciones, ya sea por antecedentes familiares (Ej. mamá depresiva) o la cultura.
  • Duelo no resuelto reactivado: este es un punto muy importante; cuando la persona sufre de manera irracional ciertas situaciones, muy probablemente existe un duelo antiguo en donde la persona se vio estancada, y que es muy normal que en cada situación dolorosa se reactive. Aquel viejo dolor se desplaza a lo nuevo y se sufre mucho más de lo esperado; esto tiende a ser inconsciente. Ejemplos.
  • No ha sufrido ningún episodio cercano, pero no ya no salgo de mi casa
  • Mis pensamientos están invadidos por la situación actual.
  • No permito que los demás hable del tema de la inseguridad porque me invade un miedo muy fuerte.

Este último punto es más común de lo que parece, y lo difícil de identificarlo es que fácilmente puede pasar inadvertido ya que se disfraza bajo la máscara de un miedo acorde a la realidad.

Si bien es cierto que hay que tomar las precauciones seriamente, también es cierto que como seres humanos tendemos a adaptarnos, inclusive a lo que nos pone a prueba.

¿Qué debemos tomar en cuenta?

  • Si me está afectando significativamente las diferentes áreas de mi vida: social, emocional, personal, laboral, académica, etc.
  • Si me invaden sentimientos extremos de miedo, angustia, odio, impotencia.
  • Si me invaden pensamientos de ¿qué voy a hacer? ¿cómo y dónde me puedo escapar de aquí? ¿debería dejar de salir de mi casa?
  • Y lo más importante: si han pasado más de seis meses y no logro sentirme mejor en donde me encuentro.

Si te sientes identificado por alguno de estos puntos, probablemente ya no estés viviendo un proceso adaptativo  si no una DEPRESIÓN, y esto es muy importante que sea tratado como lo que es, una enfermedad.

El duelo siempre puede ir acompañado por especialistas como psicólogos y tanatólogos, pero la depresión, definitivamente tiene que ser atendida lo antes posible por un profesional de la salud mental como psicoterapeuta y/o psiquiatra.

 

Lic. Florencia Bevilacqua

Psicoterapeuta de PSIPRE S.C.

lic_florencia@psicologosmonterrey.com.mx

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