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Cuando el “Quiero que” se convierte en un “Tengo que”

Cuando el “quiero que” se convierte en un “tengo que”

Para que nuestros planes se cumplan, lo mejor que se puede hacer, es pensar en la manera en la que hemos de lograrlo; hay quienes establecen un plan muy estructurado sobre el cómo llegar ahí, mientras que hay quienes prefieren sí, hacer un plan, pero un poco más flexible donde se tengan contempladas metas a corto, mediano y largo plazo.

Pero, ¿qué sucede cuando, durante este trayecto hacia la meta, le perdemos la motivación y en lugar de un “quiero que” terminamos en un “tengo que”? Sucede que, a veces, en este camino hacia lo que queremos, perdemos el objetivo principal con el que iniciamos, nos encontramos diciendo “yo dije que lo iba a hacer y ahora lo cumplo”; lejos de una cuestión de tenacidad sana, se vuelve una demanda dolorosa que nos hacemos a nosotros mismos. Es como estar dentro de un barco, perder la dirección y apuntar el dedo hacia un lugar al azar, sin saber si será el mejor, creyendo ciegamente que ese es el lugar al que íbamos en un inicio.

Cuando una meta puesta por nosotros mismos se convierte en un “tengo que” nos encontramos con una rutina desgastante que puede generarnos enojo con nosotros mismos, frustración y llenarnos de autorreproches, ya que perdemos el gusto o el “sabor” de aquello que decidimos hacer.

Es importante que en esos casos nos pongamos a pensar en lo que sentíamos al inicio de nuestra meta, poder desglosarla, hasta llegar al punto en el que encontremos el origen que nos llevó a dar el primer paso. Por ejemplo, si decidimos emprender un viaje a Francia porque queremos conocer lugares distintos, y después nos encontramos con la idea de que no tenemos el dinero suficiente o que preferimos ir a otro lugar, no dejemos de lado el deseo de conocer lugares distintos, abrir nuestros horizontes que fueron el origen que nos llevó a planear dicho objetivo; esto ayuda a:

  • No frustrarnos con el primer objetivo no logrado.
  • Planear nuevas opciones para que realmente se cumpla.
  • O bien, tomar nuevas decisiones en ese momento, con esa situación en particular.

No olvidemos que somos personas cambiantes y vivimos eventos distintos que nos brindan nuevas experiencias de aprendizaje; si no perdemos la esencia principal de nuestro motor, el destino es lo de menos; se cumple nuestro deseo y podemos continuar en movimiento.

Lic. Valeria Solorio

lic_valeria@psicologosmonterrey.com.mx

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