Competir con los demás

Es común que en las personas la necesidad de reconocimiento sea algo constante en las actividades en las que nos desempeñamos pero cuando esta búsqueda se convierte en algo dañino es cuando debemos de prestar atención.

Por medio de las competencias aprendemos sobre nosotros mismos ya que podemos diferenciar en varias actividades aquellas donde tengamos más fluidez o habilidades y aquellas en las que no. Esto permite elegir desde pasatiempos, formas de conocer gente distinta con gustos parecidos, hasta actividades que se conviertan en una pasión.

¿Cómo saber cuándo la competencia es dañina?

  • Cuando nos enfocamos más en el rival que en nosotros mismos.
  • Cuando comparamos constantemente con los demás.
  • Cuando no podemos mirar nuestras habilidades.
  • Cuando queremos ganar sólo para “ser mejores” que otros y no como una manera de mejorar como personas.
  • Cuando una derrota significa “lo peor”, lo cual no es así.
  • Cuando no disfrutamos de la competencia (por ejemplo en algún juego no disfrutar del convivir con los demás o pasar momento agradable.)

Este tipo de competencia con el tiempo es desgastante y afecta en la manera en la que nos percibimos a nosotros mismos.

Como padres, ¿cómo contribuyo con mi hijo a fomentar la competencia sana?

  • Fomentando el que se diviertan y disfruten las actividades.
  • Involucrándolo en actividades que sean de su interés.
  • Acompañándolo a eventos de esa actividad, hacerle ver que es importante para nosotros el asistir.
  • Darle valor a sus habilidades y destrezas.
  • Enseñarle que perder y ganar son parte de una competencia, que cada una no es el todo, lo importante es el convivir con los demás y conocernos a nosotros mismos.
  • Evitar hacer comparaciones con los demás competidores, resaltar sus logros.
cristinakenningtonwp

cristinakenningtonwp

Entradas Relacionadas