Cuando establecer reglas no solo significa que tus hijos te hagan caso.
¿Qué es lo primero que pensamos cuando hablamos de que se tienen que poner reglas en la casa? No dudo que en muchos de los lectores lo primero que viene a la mente es que los hijos deben de seguir las reglas que ponen los padres, es decir, que les hagan caso. Sin embargo, antes de ponerme a pensar en cómo se están llevando a cabo las reglas en la casa, es decir, si los niños están logrando acatar lo que sus padres les dicen o no; pienso en cómo son los propios padres los que están logrando, primero, ser ellos mismos los que tienen claro cómo habría de ser una regla.
Algo que me ha parecido útil de pensar, y por lo tanto, de tratar de implementar es empezar por reflexionar en cuáles son las características de las reglas.
Empecemos por decir que para que se logren llevar a cabo, las características de las reglas son que sean:
- Realistas: Que sean posibles de cumplirse, primeramente, por los mismos padres, es decir que ellos sean los primeros en cumplir con la regla. Así mismo, que sean ajustadas a la edad, habilidades y estados de maduración del niño(a).
- Claras: Las reglas para que sean entendidas es porque fueron explicadas claramente a los hijos, esto implica que se les pueda decir con detalle que se espera de ellos y que consecuencia habrá de no cumplirse con la regla.
- Consistentes: Para que se lleve a cabo una regla es importante que haya consistencia sobre la misma, es decir, que esta se debe de aplicar en la medida de lo posible de la misma manera, aún cuando que el estado de ánimo del padre sea variable, o ya sea que se esté en presencia de otras personas, en un lugar diferente o que las ocupaciones de ese momento, pensemos, no lo permitan.
- Coherentes: Las reglas deben de ser coherentes entre si, esto significa que las diferentes figuras de autoridad que tenga el niño habrán de ponerse lo mejor posible de acuerdo para implementar las normas de la misma manera.
El hecho de que como padres o figuras de autoridad (abuelos, tíos, nana, etc.) de un niño(a) hagamos lo posible por organizarnos y reflexionar sobre si la manera en que ponemos reglas en la casa cumplen o no con estas características, será de un beneficio mutuo, tanto para los padres como para sus hijos; ya que ciertamente, el implementar reglas de una manera más ordenada como la que se propone aquí, puede funcionar para prevenir que las mismas reglas se rompan, y que esto lleve a conflictos entre la pareja o las figuras de autoridad, e inclusive conflictos directamente con los niños, quienes al no entender con más claridad porqué habría de cumplir con cierta regla no logran llevarlas a cabo.
Recordemos que las reglas son útiles ya que brindan sentimientos de seguridad y protección a los hijos, así también propician un ambiente de convivencia más cordial.
Es así que la próxima ocasión en que como padre te preguntes ¿Por qué mi hijo(a) no me hace caso?, te invitamos a organizarte con tu pareja y las otras figuras de autoridad para implementar reglas basadas desde estas cuatro características; que a mi parecer no solo aplican para las reglas en la casa, si no con objetivos que como adulto estoy tratando de lograr y no lo alcanzo; justo ahí, puede ayudar el preguntarnos: ¿estoy siendo realista, claro, consistente y coherente con lo que quiero y hago?
Lic. Nancy Rodríguez García.
Psicóloga Clínica.
Coordinadora del Departamento de Adultos.
nancyrodriguez@psicologosmonterrey.com.mx
Resumen:
Cuando los hijos “no hacen caso” a los padres será de ayuda el reflexionar sobre la manera de la implementación de las reglas en casa y más en específico, en sí como padres estamos estipulando reglas que sean: realistas, claras, consistentes y coherentes.
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![Pinocho de Guillermo del Toro: Des-obediencia e Im-perfección Foto de Netflix - © 2022 Netflix, Inc. Imagen recuperada del portal de IMDB. La desobediencia, obediencia, perfección e imperfección giran alrededor de esta historia contada por Guillermo del Toro, una versión del clásico cuento infantil de la marioneta con vida creada por Geppetto, un zapatero que vive en un pueblo italiano en medio de la guerra fascista. Esta marioneta llamada Pinocho cobra vida con las palabras de un guardián mágico, que aparece como El Genio de Aladdin para concederle un deseo a Geppeto; la compañía y el amor de un hijo. Geppeto ha perdido a su nieto, Carlo, en un trágico accidente en medio de un bombardeo. En el fondo quiere que Pinocho sea como Carlo, un niño cariñoso, curioso y obediente, perfecto; así como él era un padre igual de perfecto en el pasado, que cantaba por las noches, jugaba y era querido por su comunidad. Esto cambia cuando Carlo muere, Geppeto deja de trabajar, comienza a beber y alejarse de los otros, ahora pasa a ser otro borracho del pueblo, abatido por el dolor de la pérdida, señalado como un loco perverso (exageradamente) por haber creado a Pinocho. Pinocho es un ser curioso que vorazmente quiere entender el mundo, se tropieza y camina alegre, cantando, jugando y divirtiéndose. De su nariz crecen ramas que se hacen más grandes cada vez que dice una mentira, los demás le ordenan que obedezca aunque apenas está aprendiendo qué es obedecer y qué es una mentira. ¿Por qué desear que Pinocho nazca obedeciendo? Para que así sea perfecto, porque los niños obedecen a los adultos, y éstos a su vez obedecen con mayor naturalidad, a lo que yo agregaría: porque están más inmersos en la cultura, lo que los detiene de hacer cosas que no están bien vistas por los demás. En mi consulta, y seguramente en la de muchos colegas que reciben pacientes infantiles, he escuchado a padres que no logran que sus hijos los obedezcan, hacen más caso a otras personas que los rodean, o solo a uno de ellos. Ante el desplegamiento de estos escenarios pregunto por qué piensan que esto es así, a lo que responden que quizás sea porque no pasan mucho tiempo con ellos por su trabajo, que el otro los consiente en todo y respetan más al que cumple todos sus deseos; todas estas respuestas responden fácilmente a esta pregunta, aunque hay algo más, aquello que corresponde al deseo de ser padres y la autoridad que éstos se dan a sí mismos para ejercer las funciones de la paternidad. Algunos con timidez confiesan que temen frustrarlos para evitar ser juzgados por otros padres, que les cuesta poner límites porque quieren ver a sus hijos cien por cierto felices. Sin embargo no hay que perder de vista que como cuidadores su responsabilidad es tomar decisiones por ellos, recordando que no se van a traumatizar porque no consiguen lo que quieren, ellos necesitan aprender a tolerar la frustración porque afuera no habrá alguien que los complazca completamente. Joseph Knobel Freud en su Libro: Los retos de ser padres, nos recuerda que los límites evitan que los niños terminen perdidos en el país del nunca jamás, como Peter Pan, sin nadie que los mire y sostenga. Por otro lado, un peculiar escritor intelectual busca escribir en papel sus memorias de vida, y termina narrando la vida de Pinocho. Somos testigos de sus tropiezos, sus intentos fallidos de que otros lo escuchen, de ser como un guía espiritual para los demás, con la intención de que tomen buenas decisiones; está ahí para recalcar la desobediencia, pero no solo eso. Este famoso personaje del que hablo es, como seguro ya adivinaron, el sabio Sebastian Cricket, o conocido por muchos como Pepe Grillo. En un video para Netflix destaca un aspecto muy valioso de la madera con la que es diseñada Pinocho. Es una madera que no es perfecta, y la vida tampoco lo es; uno puede meter un poco la pata, o varias patas, pero damos lo mejor de nosotros mismos y eso es lo mejor que podemos hacer. Esta marioneta con vidas de gato, Pinocho, se pregunta cosas muy interesantes, entre ellas: ¿por qué la guerra? La guerra es dolor, separación, rutina, muerte. Las escenas de los niños ejercitándose para la guerra, o más bien esclavisándose, en la época fascista, rodeados de bombas que acabaran con sus vidas; fueron impresionantes para mí, y me hacen pensar en las palabras dichas por Guillermo del Toro en una entrevista: “La animación puede contar cualquier historia, lo raro, lo siniestro, lo terrible”. En momentos la furia y el enojo se muestran como algo casi malévolo, Geppeto en una escena corta la madera enfurecido y Volpe, el vicioso malvado que maltrata a Pinocho y Spazzatura, quiere quemarlo vivo. Recordando que esta historia sucede en la época fascista, se nos muestra una competencia entre dos equipos rivales con Pinocho y Candlewick (hijo del Podestà, que cuida el bienestar moral del pueblo) como líderes, quienes se esfuerzan por ser amados por sus padres. El “juego” termina con un abrazo tierno entre dos amigos que declaran un empate, no quieren hacerse daño, a la que podríamos darle la lectura de la renuncia de Candlewick a los deseos de su padre (quien piensa que es un cobarde) desde la desobediencia, negándose a matar a Pinocho, diciendo: ”Toda mi vida traté de complacerte, pero nunca lo haré. Tenías razón, soy delgado, débil, frágil como la mecha de una vela [wick of a candle, como su nombre], siempre con miedo. Pero con todo el miedo que tengo, ahora voy a decirte que no. No me da miedo decirte que no”. El mensaje está ahí: No hay uno mejor que el otro, para los dos hay lugar, ambos pueden ganar. Los sentimientos entre los hombres ejercen un efecto contrario a la guerra; la amistad y la unión son el enemigo de la destrucción total, en palabras del padre del Psicoanálisis (Sigmund Freud). Al final de la película Pinocho salva a Geppetto, el grillo y Spazzatura de morir ahogados, perdiendo un brazo y su propia vida, aunque el noble grillo (como lo llama la guardiana) pide como deseo que vuelva. Geppetto confiesa mientras sostiene en brazos a Pinocho que trataba de convertirlo en alguien que no es, le pide que no sea Carlo, que sea justo como es él, que así lo ama; a lo que él responde: “Entonces seré Pinocho”. No tenemos que cambiar para ser amados, algunos nos amarán y aceptarán tal como somos, imperfectos. La gran salvación que tenemos es abrazar nuestras imperfecciones, esa es la tierna lectura que le da Guillermo del Toro. La rigidez y la perfección llevan a un solo destino: la destrucción, el fascismo. Las salvaciones van más allá del sacrificio amoroso. Pinocho salva al Grillo (de sus vanidades), a Geppeto (de su duelo) y Spazzatura (de su amo), pero no haciéndolo él, si no permitiendo con su ejemplo que ellos mismos se liberen. Esto es un verdadero héroe en una historia, en palabras de Héctor Mendoza Cuevas, cinéfilo mexicano. Por último, responderé a la tan repetitiva pregunta de si esta es o no es una película para niños con palabras del propio Guillermo: "No es una película para niños, pero los niños la pueden ver siempre y cuando tengan padres que hablen con ellos". Referencias bibliográficas: Freud, Sigmund, Obras Completas, Ed. Amorrortu, Argentina, 1991, 24 T. ¿Por qué la Guerra?, (1933 [1932]), T. XXII. Psipre. (14 de diciembre de 2022). Pinocho: Padres e hijos imperfectos. [Video]. Youtube: https://www.youtube.com/watch?v=3EOUTh6KKX8&t=2874s Sopitas. (8 de diciembre de 2022). Entrevista con Guillermo del Toro l Su versión sobre Pinocchio, una de las mejores películas del año. [Video]. Youtube: https://www.youtube.com/watch?v=tK34eayf04w Fuera de foco. (8 de diciembre de 2022). GUILLERMO DEL TORO: ¿Qué se puede hacer por la ANIMACIÓN en MÉXICO I ENTREVISTA /. [Video]. Youtube: https://www.youtube.com/watch?v=I_2Ff57Ikc4 Knobel Freud, J. (2019). El reto de ser padres. Paidós.](https://psicologosmonterrey.com.mx/wp-content/uploads/2024/10/IMG-20241009-WA0011.jpg)






