¿Hay registro en la memoria de lo vivido cuando todavía no podíamos hablar?

La memoria es aquello que da testimonio de lo que hemos vivido desde chicos; las personas reportan diferentes edades a las que adjudican el primer recuerdo, algunos dicen que desde los tres o cuatro años, otros dicen que hasta la primaria, e inclusive existe quien dice no recordar su infancia en lo absoluto; por tal es variado, y   de   todas   formas,   poco   comprobable,   porque   no   debemos olvidar   que   esos recuerdos se almacenan con una memoria infantil, que interpreta una realidad de manera diferente a la del adulto. Además de una serie de variables complejas a tomar en cuenta de forma generalizada.

Cuando   evocamos   un   recuerdo, normalmente   tiene   que   ir   seguido   de   una representación a través de la palabra; entonces la pregunta es ¿dónde queda aquello vivido cuando aún no teníamos la capacidad del lenguaje?

Definitivamente es difícil de explicar aquello que no tiene palabras, pero   todos los seres humanos tenemos un registro   de ello especialmente desde el cuerpo; son sensaciones, olores, experiencias somáticas, auditivas difíciles de traducir pero que definitivamente están allí.

El cuerpo se vuelve como la memoria, que guarda tal vez de forma encriptada un mensaje que no ha sido simbolizado a través de las letras. Lo interesante de este registro no verbal de lo vivido es que atraviesa nuestra forma de ser, nuestra estructura, y no damos cuenta de ello de manera espontánea.

Lo importante sería preguntarnos de forma individual ¿cómo era mi vida en ese momento, cuando todavía no había un lenguaje? ¿qué mensajes puede guardar mi cuerpo?   Algunas   preguntas   interesantes   que   pueden   ayudarte   a   hacer   esta introspección:

– ¿Qué situaciones de vida tenían mis padres (o cuidadores) en esa etapa?             -¿ Hubo momentos traumáticos que pudieron afectarles y por tal de forma indirecta a mí?

– ¿Qué sentimientos pudieran caracterizar el ambiente de ese momento? Alegría, goce, tranquilidad, miedo, depresión, enojo, incertidumbre, tristeza, llanto, etc. Lograr este entendimiento puede ser muy complejo, por lo cual, más que encontrar respuestas, mi objetivo con este breve escrito es abrir el cuestionamiento, ya que allí pueden permanecer escondidos los mayores secretos de nosotros mismos.

Lic. Florencia Bevilacqua

lic_florencia@psicologosmonterrey.com.mx

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