¿Cómo afectan los problemas de pareja a nuestros hijos?
Como padres, alguna vez hemos tenido un problema de pareja, algún desacuerdo o una discusión. Pero, ¿nos hemos detenido a pensar cómo les pueden llegar a afectar nuestros problemas a nuestros hijos? ¿Cómo podemos manejar estas situaciones con ellos? ¿Qué podemos hacer para que nuestros problemas afecten lo menos posible a nuestros hijos?
Los problemas de pareja pueden llegar a afectar a nuestros hijos, dependiendo del problema y de la forma en que lo manejemos.
En muchas ocasiones, los niños pueden salir perjudicados por los problemas de pareja, aún cuando los padres no se griten o peleen frente a los hijos, ya que los niños pueden percibir que hay algún desacuerdo o conflicto entre los padres. Además, debemos recordar que los niños aprenderán de los padres qué hacer frente a sus problemas, a resolver conflictos y a expresar sus emociones. Así es que el comportamiento de la dinámica de la pareja influirá en ellos, de forma positiva o negativa. Entre más congruentes y claros seamos, nuestros hijos podrán sentirse más seguros.
Sin embargo, algunas veces puede suceder que alguno de los miembros de la pareja involucre a los hijos en su pelea; hablando mal del cónyuge frente a sus hijos, haciendo que tomen partido hacia alguno de sus padres o tomando roles que nos les corresponden, como el de mensajeros.
Por lo anterior es importante, tomar en cuenta que nuestras actitudes, tanto individuales como de pareja, influirán en el desarrollo emocional de nuestros hijos.
Algunas de las consecuencias negativas, en los niños, por los problemas de pareja, pueden ser:
- Sentimientos de impotencia
- Inseguridad
- Aislamiento
- Depresión
- Dificultades escolares
- Rebeldía
- Irritabilidad
- Agresividad
- Sentirse culpable de los conflictos
- Sentimiento de confusión en los hijos cuando alguno de los padres lo convierte en su confidente.
- Ansiedad y sentimientos de culpa.
Todo esto, a la larga, definitivamente puede generar en ellos problemas al vincularse y al tener una vida en pareja sana.
Por lo que algunas de nuestras recomendaciones son:
- Hablar con los hijos sobre lo que está pasando, hacerles ver que el problema es de los padres.
- No involucrar a los hijos en los pleitos, ni pedirles tomar partido, no tomarlos como confidentes, como fuentes de apoyo.
- Respeto a los dos papás, no desautorizar al otro padre.
- Tener una buena comunicación con los hijos.
- Recordar que incluso aquello que no hablamos con nuestros hijos puede llegar a influir en ellos. Como por ejemplo el aprendizaje que obtienen de los padres para comunicar sus sentimientos de una forma adecuada o inadecuada.
Lic. Mayusa Maldonado / lic_mayusa@psicologosmonterrey.com.mx